Esta mañana, hace solo unos minutos, enfrentaba una indecisión: ¿qué puedo desayunar? No estoy enfrentando una situación muy favorable en lo económico, por lo tanto, no quería gastar dinero en el desayuno; pero a la vez no tenía muchas cosas como para desayunar. Y en eso me vino este pensamiento:
Andrés, pensar que lo único que te separa de eso es la fe.
En eso, sonreí, y me decidí simplemente a ir a comprarme algo para desayunar. Tenía cosas para desayunar, pero lo que tenía no me propiciaba un desayuno tan bueno que digamos.
Pero me quedó la lección: a veces uno está simplemente a un paso de fe de lo que anhela.