miércoles, 27 de noviembre de 2013

Pregunta abierta

Socialmente hablando, ¿lo inevitable existe? 

Teóricamente no.

¿Pero empíricamente? 

viernes, 15 de noviembre de 2013

Por qué nueve y no tres.

Una hipótesis respecto al escenario de las elecciones presidenciales chilenas 2013. 

**Querido lector, si a usted no le gusta leer, vaya directamente al último párrafo, porque ahí se sintetiza lo que expongo en este artículo**


El próximo domingo 17 de noviembre se realizarán en Chile elecciones parlamentarias, de Consejeros Regionales y presidenciales. Mi atención en el presente artículo se centrará en el escenario electoral presidencial. Me atreveré a postular una hipótesis explicativa que tiene relación con una pregunta que me parece sumamente interesante: ¿por qué en estas elecciones presidenciales hay nueve candidatos? Pero antes de continuar, quiero aclarar que al decir que postularé una hipótesis explicativa no estoy queriendo comunicar la idea de que intento hacer un planteo científico. Lejos de ello, y en un ejercicio de profunda honestidad personal, he de admitir que semejante objetivo escapa años luz de mis probabilidades. Más aún, ¿cómo pretender tal finalidad a sólo dos días de las próximas elecciones presidenciales? Por lógica, mi intención involucra más una cuestión opinática, especulativa, o, si se quiere decir de la siguiente manera no me enfada en absoluto, una volada mental contingente. Sinceramente, la última expresión me simpatiza más que las otras. Pues bien, hecha la aclaración, prosigo. 

Sin duda, uno de los ingredientes más llamativos del escenario electoral presidencial de este año es que haya nada menos que nueve postulantes a La Moneda. En la historia de la política chilena nunca se había dado tal escenario: es la elección presidencial con más candidatos que se registra. Antes de seguir, comento que acabo de cambiar de opinión acerca de algo. No tenía pensado hacerlo, pero lo haré: nombraré a esas nueve personas que se postulan este año al cargo de presidente de Chile. Imagínense que de fondo se pone esa música que se utiliza en el festival de Viña para presentar al jurado. Los candidatos a la presidencia de Chile del año 2013 son: 

Michelle Bachelet. Militante del Partido Socialista, y candidata del pacto Nueva Mayoría. Sólo a modo de cultura general, les cuento que el pacto Nueva Mayoría es el mismo que antes se llamaba Concertación de Partidos por la Democracia (o sencillamente Concertación). La Concertación estaba integrada por: el Partido Por la Democracia (PPD), el Partido Demócrata Cristiano (DC), el Partido Socialista (PS) y el Partido Radical Social Demócrata (PRSD). Bueno, la Nueva Mayoría son los mismos partidos, pero se integra uno nuevo: el Partido Comunista (PC). Es interesante al análisis tener en cuenta este aspecto, ya que regularmente el PC solía presentar candidato presidencial propio. Este año se sumó a apoyar al candidato de la Concertación. Y bueno, para cerrar esta referencia acerca de Bachelet, hay que recordar que ella fue presidenta de Chile entre los años 2006 y 2010. 

Evelyn Matthei. Ella es la candidata de la derecha chilena. Ella es militante de la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido que junto a Renovación Nacional (RN) conforman la Alianza. Recordemos que el actual presidente de Chile, Sebastián Piñera, fue electo presidente como candidato de la Alianza. Es decir, Evelyn Matthei es la candidata oficialista. 

Roxana Miranda. Ella es candidata de un partido fundado recientemente: el Partido Igualdad (PI). Podríamos decir que el Partido Igualdad está integrado básicamente por personas que abrazan una ideología de izquierda, y que además se caracterizan por ser dirigentes vecinales. Es decir, es un partido que no está integrado por personas provenientes del mundo político, sino más bien del mundo social. 

Alfredo Sfeir. Candidato del Partido Ecologista Verde. Sfeir fue militante DC. 

Tomás Jocelyn-Holt. Candidato independiente, pero ligado al movimiento Chile Primero. Jocelyn-Holt también es un exmilitante DC. Fue diputado por varios años mientras militaba en dicho partido. 

Ricardo Israel. Candidato del Partido de los Regionalistas Independientes (PRI). Es un académico de vasta trayectoria. Reúne la particular característica de, por un lado, haber sido exiliado en la dictadura militar chilena, y por otro, de haber apoyado la candidatura de Sebastián Piñera en la segunda vuelta presidencial, cuando éste enfrentó a Eduardo Frei. 

Marcel Claude. Candidato del Partido Humanista (PH). 

Y dejé para el final a los dos siguientes candidatos, porque en ellos se centrará mi atención. 

Marco Enríquez-Ominami. Candidato del Partido Progresista (PRO). Fue también candidato en la pasada elección presidencial. Compitió junto a Sebastián Piñera (Alianza), Eduardo Frei (Concertación) y Jorge Arrate (candidato del PC). En dicha elección, Marco Enríquez-Ominami (ME-O) obtuvo un 20%, un nada despreciable 20% de las votaciones. Cabe decir también, que en dicha elección presidencial ME-O decidió ser candidato luego de poner término a su militancia en el PS. Inicialmente, él era partidario de que la Concertación eligiera su candidato presidencial vía elecciones primarias nacionales. El PS se opuso, y ahí él decidió retirarse del PS y ser candidato presidencial independiente. Como sabemos, dicha elección la ganó Sebastián Piñera, pero ME-O se perfilaba como una "gran promesa": había obtenido un 20%, lo cual parecía ser un excelente pie para procurar la continuación de la difusión de sus ideas y aumentar su base electoral para una futura candidatura presidencial. En ese marco, ME-O funda el Partido Progresista, partido del cual hoy es candidato presidencial. 

Franco Parisi. Candidato independiente. Es un economista que hizo una carrera ligada al mundo académico y que poco a poco empezó a aparecer en los medios de comunicación haciendo comentarios técnicos con propuestas macroeconómicas vinculadas al mejoramiento de la distribución de la riqueza que se producía en el país, ello, de la mano de una constante crítica a la clase política por aletargar medidas que desde el punto de vista económico eran aplicables al mediano plazo.  

Hecha la presentación de los nueve candidatos, permiso, me tomaré un café y luego sigo escribiendo... Estaba rico el café. ¡Seguimos! 

Como señalé, mi atención se centrará en dos candidaturas: la de Marco Enríquez-Ominami  y la de Franco Parisi. No obstante, por cada candidato hice una leve -quizás en exceso- reseña biográfica, y lo hice en función del análisis que a continuación expondré. 

ME-O, como ya se dijo, obtuvo el 20% de las votaciones en la pasada elección presidencial. En Chile, cuando un candidato presidencial gana pero no obtiene el cincuenta por ciento más uno de los votos, se establece legalmente que se realice lo que se conoce como segunda vuelta electoral, instancia la cual enfrenta a las dos primeras mayorías para definir quién de ellas será el nuevo presidente de la nación. En la pasada elección presidencial, la primera mayoría la obtuvo Sebastián Piñera (candidato de la Alianza) con un 44,03%, y la segunda mayoría la obtuvo Eduardo Frei (candidato de la Concertación) con un 29,62%.  Como se puede ver, ninguno alcanzó el cincuenta por ciento más uno de las preferencias, por lo que se hizo necesario el balotaje (segunda vuelta). Sólo a modo de complemento, menciono los porcentajes de las otras dos candidaturas de dicha instancia electoral: el tercer lugar lo obtuvo ME-O (candidato independiente) con un 20,12%, y el cuarto lugar lo obtuvo Jorge Arrate (candidato del PC) con un 6,21%. El resultado que ME-O obtuvo en dicha contienda electoral -año 2009- fue sorpresiva, pero a la vez iba en consonancia con el ambiente político de la época: había un profundo descontento social respecto a la Concertación. No por nada la segunda vuelta la ganó la Alianza, con Sebastián Piñera a la cabeza. 

Me quiero detener en este contexto histórico, puesto que de ahí emana mi hipótesis. Veamos. 

ME-O representó en la elección presidencial del 2009 al descontento ciudadano en relación a la Concertación. Eso ya se dijo. Pero a la vez, representó la posibilidad de poder hacer política desde una base más ciudadana, más independiente, y no tan ligada a las agendas de los partidos. Era una constante de su discurso apelar a la crítica en relación a la manera de hacer política. Y esto cobraba mucha fuerza gracias al contexto: la Concertación se veía desgastada. No obstante, los contenidos ideológicos propios de los partidos de la Concertación no habían reducido su intensidad en las mentes de aquellos ciudadanos independientes ligados a ella. El hastío no estaba en la ideología, sino en la performance, en la manera de hacer política. Marco Enríquez-Ominami fue el agente canalizador de toda esa rabia, de todo ese cúmulo de ganas de hacer las cosas diferentes. Es verdad, no pasó a segunda vuelta, pero de ser una persona que renuncia a su militancia en el PS (partido miembro de la coalición más importante de Chile en ese momento) a ser un candidato presidencial casi de la nada, de manera totalmente independiente, y obtener un quinto de cinco de las votaciones, era realmente un mérito. Durante su candidatura presidencial en 2009 se le asignó el apodo de díscolo, y esto por el hecho de haber sido un candidato que provenía de las filas de la Concertación y que ahora competía contra ella. Es más, en los estudios, sondeos y encuestas que se realizaban en la época, aunque ninguno daba a ME-O una votación que lo hiciera pasar a segunda vuelta, todos planteaban que él sería una carta más competitiva contra Piñera, que era quien lideraba todos los sondeos. Digo lo mismo, pero de otra forma: ME-O era mejor rival que Frei en una segunda vuelta contra Piñera. Aún así, y como es regular que ocurra, las mayorías que adherían a la Concertación prefirieron votar por su candidato oficial, que era Frei. 

Pero hay otros elementos que aportan al análisis. Hasta ahora hemos expuesto, y lo decimos de manera sencilla y sintética, que ME-O le sacó votación a la Concertación. ¡Vaya que es cierto que así fue! Pero lo que se puede agregar al análisis, son dos cosas más. Por un lado, y ahora partimos por la síntesis, es el hecho de que ME-O le sacó votación también a la Alianza (a la derecha). Tanto así, que algunos consideramos que si ME-O no hubiera sido candidato, Piñera hubiera vencido a Frei en primera vuelta. Es decir, ME-O no sólo representó al descontento en relación a la Concertación, sino también en cierta medida al descontento en relación a la derecha.  Y lo otro que se puede agregar, es el hecho de que ME-O, con su discurso, con su estilo, con su planteamiento -digámoslo así- pospartidista, también logró convocar a un electorado nuevo, a gente no ligada ni a una cosa ni a otra, y que compartían el sentimiento de hastío en relación a las dos coaliciones hegemónicas (la Concertación y la Alianza). 

En síntesis, Marco Enríquez-Ominami reunía un electorado descontento con:
- La Concertación;
- La Alianza;
- La política en general. 

De hecho, recordemos que el 2009 el Partido Humanista decidió apoyar la candidatura presidencial de ME-O. No es poca cosa que un partido decida no presentar candidato propio para sumarse a respaldar la candidatura de un independiente.

Hemos dado un leve paseo por el pasado. Vendré un poco al presente, comentaré una situación actual y buscaré una explicación en ese pasado que acabamos de revisar. 

Hoy en día Marco Enríquez-Ominami (ME-O) es nuevamente candidato a la presidencia de la república. Sus propuestas no han variado en su sustento ideológico. Ha sostenido una crítica a la manera de hacer política tanto de la Concertación como de la hoy oficialista Alianza. En fin, no hay una variación sustantiva del ME-O de 2009 al ME-O de 2013. No obstante, hoy en día Marco Enríquez-Ominami no logra marcar en las encuestas. Tanto así que aparentemente estaría siendo superado por el independiente Franco Parisi. La pregunta que cabe hacernos es: Si el discurso de ME-O ha sido coherente, ¿por qué no está disputando el primer lugar?, ¿cómo se explica que una figura que marcó 20%, hoy esté obteniendo menos de un 10% en los sondeos? Esta pregunta no peca de ingenua, y está hecha desde una perspectiva comparativa: muchas figuras que llegaron a ser presidentes, a medida que el tiempo avanzaba, mostraban un alza en la curva de la preferencia de la gente hacia ellos. Los ejemplos sobran: Lagos, Bachelet, Piñera, etc. Es decir, a la luz de esta comparación analítica, ME-O, en un escenario donde el descontento social ha crecido en relación al llamado duopolio (Alianza-Concertación), debería estar al alza, debería estar protagonizando la disputa por el triunfo en las próximas elecciones. ¿Qué pasa que no es así? ¿Dónde buscar la explicación? Aquí es donde se hace pertinente volver a ese pasado que revisamos anteriormente. 

Cuando Marco Enríquez-Ominami fue candidato el 2009 le dio duro a la Concertación, o sea, fue muy crítico con dicha coalición. También le dio duro a la Alianza y a la política en general. No por nada, como dijimos, logró un 20%. Pero algo ocurrió en el camino. Veamos. ME-O siempre fue anti Frei. De hecho, era muy claro que ME-O dirigía su campaña a disputar el electorado de centro izquierda con dicho contrincante. Es más, cuando apenas se conocieron los resultados de la primera vuelta, ME-O señaló que no apoyaría ni a uno ni a otro. Esto en coherencia a su crítica a la política en general. Sin embargo, en un momento determinado, entre la primera y segunda vuelta, ME-O hizo un llamado a votar por Frei. Señoras y señores, para mí, ahí está la explicación del singular escenario electoral presidencial de Chile en el año 2013. 

Pienso que lo lógico es que, en un contexto donde ha crecido el descontento ciudadano hacia la clase política, la figura política que tendría que haber conglomerado toda esa insatisfacción ciudadana es Marco Enríquez-Ominami.  Y esto lo pienso por dos razones: primero, porque su discurso ha sido coherente -me atrevo a pensar que los mismos que votaron por él en 2009 siguen igual de descontentos con la actual performance de la clase política, por lo tanto, es la misma proporción de gente la que debería estar dispuesta a votar por él-, y segundo, porque habiendo obtenido un 20% podríamos decir que eso genera una base muy sólida para pensar que desde ahí es posible ir incrementando hacia arriba. Y a esto, se suma el hecho de que Marco Enríquez-Ominami en las elecciones presidenciales de 2009 había recibido el apoyo del Partido Humanista y también el hecho de que hoy por hoy su base de apoyo actual es el Partido Progresista (PRO).  Sin embargo, a pesar de estas dos razones que en sí mismas son muy potentes (coherencia en el discurso y amplia base electoral referencial), ME-O no es quien está convocando a todo ese electorado. 

Es muy singular la sensibilidad que tienen los electores a la hora de escoger al receptor de su sufragio. Todos los detalles cuentan. Creo que aquella escena en la cual ME-O llama al electorado a votar por Frei en la segunda vuelta (año 2010) es la que abre paso a la interpretación de por qué hoy en día hay nueve candidatos presidenciales. ME-O, de ser un referente en cuanto a la oportunidad de hacer política desde una mirada distinta, pasó a ser uno más de la clase política. "Nos decías que eras distinto; te creímos. Pero después nos llamaste a votar por alguien que representa a esa política que nosotros queremos erradicar". Tengo la impresión de que la ciudadanía habría valorado sobremanera el hecho de que ME-O, a pesar del costo político o social que ello implicara, hubiera llamado a no apoyar ni a Frei ni a nadie. O en su defecto, que se hubiera abstenido de convocar el respaldo a alguna candidatura determinada. 

No quiero dejar de expresar mi opinión personal en cuanto a esa decisión específica de ME-O de apoyar a Frei. Creo que fue coherente. Si uno se encuentra en una situación donde debe elegir entre dos males, es claro que uno debe inclinarse por el mal menor. Pienso que esa fue la situación de ME-O en ese momento, y actuar en correlación con ello no puede ser visto como algo negativo.

Sin embargo, la ciudadanía en general tiene otras nociones en cuanto a la política. La gente reflexiona de manera diferente, y me atrevo a postular que la ciudadanía interpretó como una inconsistencia el apoyo que ME-O le brindó a Frei. Esa interpretación, desde mi punto de vista, es la que explica que, por ejemplo, el Partido Humanista (PH) haya proclamado un candidato propio: Marcel Claude. Detengámonos brevemente a examinar esta cuestión relacionada al PH.

Históricamente, el PH ha obtenido una baja votación. Podríamos nutrir esta aseveración con datos, pero me parece que sería redundar innecesariamente. Con el 20% que obtuvo ME-O en las elecciones presidenciales del 2009, el PH, a mi parecer, se encontraba ante una oportunidad sin precedentes respecto de incrementar su base electoral. Considerando sólo este aspecto, me parece que la decisión del PH de no apoyar la repostulación de ME-O es un error estratégico. Sin embargo, y por medio de lo que hemos venido diciendo, creo que el PH encontró una razón lógica para no querer apoyar nuevamente a ME-O: no se podía apoyar a un candidato que inicialmente era anti Frei, pero al final igual termina apoyando a Frei. Desde mi punto de vista, ahí está la razón de por qué el PH decidió proclamar un candidato propio y no apoyar la repostulación de ME-O. 

Y algo similar pasa con los otros candidatos. Se proclaman las candidaturas en vista de esa incoherencia: se critica a una manera de hacer política, pero se termina apoyando a los mismos de siempre. 

Desde todo lo que hemos expuesto, podemos entender por qué para esta elección presidencial hay más candidatos que nunca. 

Ahora bien, en el título señalo "Por qué nueve y no tres". Explicaré lo que ello quiere decir. Era muy lógico que Michelle Bachelet con toda la popularidad que tiene (y que sinceramente no sé por qué llega a ser lo que es) fuera la candidata de la Concertación (hoy Nueva Mayoría), y también era muy lógico que la Alianza convocara a un candidato propio (que en este caso es una mujer: Evelyn Matthei). O sea, el duopolio sí o sí iba a presentar candidatos propios. 
Lo que intento hipotetizar en esta publicación, es que, aparte de esas dos candidaturas -que irremediablemente iban a existir-, no tendrían que haber existido otras siete candidaturas, sino solamente una más: la de Marco Enríquez-Ominami. Por mera intuición, hasta por sentido común, si fue ME-O el que conglomeró el descontento de nada menos que el 20% del electorado, lo razonable era que en estas elecciones (2013) ese descontento social, que ha crecido exponencialmente, hubiera encontrado en dicha figura política su posibilidad de consolidación. Pero no fue así, no es así. ¿Por qué? A mi parecer, la explicación está en aquella situación específica de cuando ME-O decide apoyar a Frei. A pesar de que eso fue ideológicamente coherente, probablemente constituyó un error desde un punto de vista electoral. La gente, las agrupaciones políticas más pequeñas, hicieron memoria de esa situación, y es por ello que hoy, aparte de las dos candidaturas que sí o sí existirían, no sólo figura la de Marco Enríquez-Ominami, sino además las otras seis. 

La manera en que la ciudadanía evalúa a los políticos es a veces impredecible, puesto que a muchos políticos consagrados se les conocen varios puntos débiles, los que incluso podrían ir en contra de la continuidad de sus carreras políticas. Pero al parecer a los políticos que forman parte de la clase política consagrada se les toleran más cosas, "total, los políticos son corruptos". Y cuando aparece una figura con una fuerte crítica a la clase política, se le respalda, se representa en ella la posibilidad de un refrescamiento de la política; pero al mostrar esa figura el más mínimo rasgo de política tradicional, se le hace la cruz, se lo descarta. Creo que a Marco Enríquez-Ominami la ciudadanía lo evaluó en esta segunda manera: lo desacreditó por haber apoyado a Frei. ME-O dejó de ser, a partir de ese momento, el ícono representante de la crítica a la política tradicional chilena. No cabe duda que en muchas ocasiones los criterios ciudadanos son  inmensurablemente flexibles; pero también, en otras oportunidades, son definitivamente implacables. 

Ahora bien, ¿cómo explicar que en todo este contexto la candidatura que más fuerza ha tomado ha sido la de un independiente como Franco Parisi? Creo que ello se explica por el hecho en sí mismo de que Parisi es un candidato que surge de una base 100% ciudadana. Su base política no está en un partido, sino en la ciudadanía misma (claro, en aquella que lo apoya). Los demás candidatos han confeccionado sus candidaturas sobre la base de partidos emergentes. Pero partidos al fin y al cabo, y ese elemento genera en la ciudadanía la noción de continuidad con la política tradicional, es decir, continuidad con aquella política que se quiere erradicar. La política que se quiere erradicar es aquella que le ha negado u obstaculizado la educación a las personas, es aquella que no actúa con agilidad para brindar mejores pensiones a los jubilados, es aquella que ha consolidado a la salud como un negocio y no como un derecho, es aquella que no ha hecho los cambios constitucionales que los tiempos actuales demandan, etc. Por eso, el partido, por más que critique los repertorios performativos de la política tradicional, reúne en sí mismo la continuidad de las contradicciones que se aspiran a superar. Desde mi punto de vista, eso explica el apoyo a Parisi. La gente descree de los partidos como instituciones proveedoras de soluciones. Es más, se ve en los partidos instituciones proveedoras de restricciones sociales, las cuales emanan inspiradas en intereses sectoriales en desmedro de la población. 

Aclaro algo. Yo no creo que los partidos sean totalmente malos. Al decir lo que digo, no estoy dando mi opinión en cuanto a los partidos, sino que doy mi opinión respecto a lo que me parece es lo que le pasa a la ciudadanía respecto de los partidos. Me parece que la gente no cree en los partidos, y por eso Parisi ha cobrado tanta fuerza. 

Hay quienes dicen "Parisi equivale en esta elección presidencial al ME-O de la elección pasada". Yo creo que eso puede ser así. Pero Parisi podría establecer su distinción: si no pasa a una hipotética segunda vuelta, no tiene que ponerse atrás de ninguna candidatura.

En síntesis, ¿por qué nueve y no tres? Porque ME-O apoyó a Frei. Eso hizo caer en descrédito a su candidatura y a los partidos en general, y por ese mismo apoyo de ME-O a Frei los partidos emergentes decidieron proclamar candidatos propios. El descontento social respecto a la política ha continuado, y la candidatura que mejor captó ese sentir ciudadano fue aquella que no provenía de la militancia.  


Andrés Yáñez
Buenos Aires, 15 de noviembre de 2013. 

  

 




domingo, 10 de noviembre de 2013

La soledad

Muchas veces nos ponemos a pensar en lo malo, en lo negativo que es estar solo... 
Eso me dio la idea de reflexionar y escribir qué es lo que le pasa a ella, a la soledad, 
y qué es lo que ella nos trae como consecuencia. 

La soledad hoy se hizo amiga de mis sueños. Disfrazada de rencores, suele pelearse consigo misma por un rincón en ese cuarto oscuro. Desdibujada la mirada, anhela la posibilidad de sentirse deseada, amada, buscada. Sentada y tomada de sus piernas, suele contar más de una vez que ella no es la culpable, que ella no quiere eso que su destino la fuerza a sentir. 

Sin hablar, abre la ventana y me señala algo. "Es el sol", me dice con una mueca simulando una sonrisa. Me quedo mirando por un instante y comprendo el porqué de esas palabras -"es el sol"-, ese sol al que todos esperamos ver, sentir, y hasta en un punto parecernos. Ese sol que cada mañana despierta para sentirse radiante, importante, sumamente único. 

Giro mi cuerpo hacia ella y trato de hablarle, pero la soledad empieza a desaparecer, lentamente se desvanece; ahora en ese rincón solamente hay luz. 

Un poco confundido, trato de encontrar una explicación. Por unos segundos me siento triste por ella, pero inmediatamente entiendo que esa soledad se convirtió en lo que ella quería: vino a quebrar lo que parecía ser imposible según el destino, y se transformó en esa luz, ese calor... Sin saberlo, se convirtió en ese sol que todos buscamos. 


Miguel Taraburelli
Buenos Aires, 11 de octubre de 2009


lunes, 28 de octubre de 2013

Lógica celestial

A veces pareciera ser que la lógica de la bendición es "matar a todos los egipcios",
pero de pronto lo que Dios quiere es abrir un mar delante de ti. 

jueves, 3 de octubre de 2013

xD

Primer acto: De una cárcel se escapan unos reos, cuyos nombres son: Moscú, Estocolmo, Asunción, San José y La Habana. 

Segundo acto: De una cárcel se escapan unos reos, cuyos nombres son: Berlín, Washington, Seúl, Tokyo y Quito. 

Tercer acto: De una cárcel se escapan unos reos, cuyos nombres son: Toronto, Brasilia, Sidney, Bogotá, Caracas y Madrid. 

¿Cómo se llama la obra? 

FUGA DE CAPITALES. 

sábado, 28 de septiembre de 2013

Lo único...

Esta mañana, hace solo unos minutos, enfrentaba una indecisión: ¿qué puedo desayunar? No estoy enfrentando una situación muy favorable en lo económico, por lo tanto, no quería gastar dinero en el desayuno; pero a la vez no tenía muchas cosas como para desayunar. Y en eso me vino este pensamiento: 

Andrés, pensar que lo único que te separa de eso es la fe. 

En eso, sonreí, y me decidí simplemente a ir a comprarme algo para desayunar. Tenía cosas para desayunar, pero lo que tenía no me propiciaba un desayuno tan bueno que digamos. 
Pero me quedó la lección: a veces uno está simplemente a un paso de fe de lo que anhela. 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Mal alumno

Sin duda eso soy, un mal alumno. Hoy es 25 de septiembre de 2013, y cuento que solo hace unos minutos acabo de terminar de leer Las Reglas del Método Sociológico de Durkheim. Pasa que Las Reglas... es una obra fundamental de la academia sociológica, y bueno, yo -aunque empecé a estudiar sociología en 2010- RECIÉN vengo a terminar de leer esta obra. Haber leído por completo dicho libro me hace rememorar las palabras que Antonio Skármeta plasma en el prólogo de su novela Ardiente Paciencia, en donde el escritor confiesa que tardó catorce años en terminar de escribir dicha obra, ante lo cual declara: "es un récord del cual no me enorgullezco". Bueno, yo estoy en las mismas: haber terminado de leer Las Reglas... recién en mi cuarto año de universidad, es un récord del cual no me enorgullezco. 

lunes, 19 de agosto de 2013

¿Importante o íntimo?

Pienso que estar por visitar a alguien, y enterarte de que esa persona está limpiando su casa para recibirte, refleja que eres alguien importante. 

Pero también pienso, que estar por visitar a alguien, y enterarte de que esa persona deja la casa tal como está, refleja que eres alguien de confianza, alguien cercano, alguien íntimo. 


sábado, 17 de agosto de 2013

Octavio y su nostalgia.

En ese cementerio el reloj marcaba las 10:37 am. Pero en realidad eso era lo que menos importaba. Octavio se encontraba frente a la tumba de su fallecida esposa, Carla, y estaba en compañía de su nieto de 17 años, Lucas. Carla  -o también la abuela Carla- había partido hace solo tres meses atrás. 
De pronto surgió un diálogo entre Lucas y su abuelo. 

Lucas: ¿Qué onda, abuelo?
Octavio: Acá, hijo. 

Octavio no apartaba su nostálgica mirada de la lápida que lo separaba de Carla. 

Lucas: ¿La extrañas? 
Octavio emitió un gran suspiro: Muchísimo, Luquitas. Muchísimo. 

Lucas abrazó por el costado a su visiblemente afectado abuelo, y dirigió también la mirada a la lápida de su abuela, acompañando en la nostalgia a su abuelo. 

Luego de un rato de silencio, Lucas le preguntó a su abuelo: 
-Mamá me dijo que ella fue tu primera novia. 
¿Eso te dijo mamá?- dijo Octavio.
Sí -respondió Lucas. 
Octavio soltó una mueca de sonrisa, y le dijo a su nieto:
-Tu mamá está equivocada. 
¿Ah, sí? -exclamo Lucas con cierto asombro. 
Así es -dijo Octavio. 

El silencio volvió a irrumpir en aquella visita al cementerio, pero Lucas no quiso extenderlo... la curiosidad no se lo permitía. 

-Oye, abuelo, así que mi abuela no fue la primera... -expresó Lucas con clara intención de provocar a que su abuelo le contara más detalles. El muchacho no previó que su abuelo le daría una respuesta que jamás olvidaría.   

-Exactamente -dijo Octavio, en medio de un suspiro. Luego de unos segundos de silencio, continuó: 
-No fue la primera... Fue la única. 

Andrés Yáñez.
Buenos Aires, 18 de agosto de 2013. 

jueves, 15 de agosto de 2013

20 pm

La urbe aguarda el ocaso
Con su interminable comparsa:
Desfilan millares de autos
Al compás del contrapunto
Interpretado por motores y bocinas. 

Los edificios encienden sus luces, 
Algunos comercios bajan sus cortinas metálicas.
La noche yergue como telón de fondo.
Las gentes traman su regreso a casa. 

(6 de junio de 2013). 

domingo, 23 de junio de 2013

El centro político versus el centro social

El próximo 30 de junio se realizarán elecciones primarias en Chile, con la finalidad de definir a los dos candidatos presidenciales únicos que representarán cada uno a su coalición respectiva en la elección presidencial de noviembre: la Alianza y Nueva Mayoría (más conocida como Concertación). En este escrito quiero comentar acerca de algo que ha nutrido el contenido discursivo de la agenda política de los últimos días dentro de la campaña electoral de la derecha chilena con miras a la elección primaria. Ese elemento discursivo consta de dos conceptos, los cuales quiero comparar y analizar. Esos conceptos son: centro político y centro social

Es de conocimiento público que hace poco dos ministros renunciaron a sus cargos para incorporarse a las candidaturas presidenciales de los partidos oficialistas: Joaquín Lavín se sumó a la candidatura de Pablo Longueira (candidato presidencial UDI), y Luciano Cruz-Coke se sumó a la candidatura de Andrés Allamand (candidato presidencial RN). Estas incorporaciones a los comandos respectivos de cada candidato trajo consigo un ingrediente antes inexistente en la agenda discursiva: Joaquín Lavín comenzó a manifestar la necesidad de "captar a un centro social", y, con la llegada de Cruz-Coke al comando de Allamand, se agregó a dicha candidatura el elemento discursivo de "captar a un centro político". 

En primer lugar, quiero comentar, desde una perspectiva histórica, esta realidad de la derecha chilena: su necesidad de apelar a sectores que no son los propios para alcanzar triunfos electorales. 
Es común que en cada ámbito de la sociedad, cuando alguien tiene el propósito de alcanzar adherentes, lo que hace es expresar un discurso tal que despierte el fervor o la sensibilidad de las personas a las cuales ese alguien cree representar. Y en ese sentido, creo que lo propio es que "surja uno de los nuestros, en virtud de que creemos que representa bien a los nuestros". Es lo más lógico que adherentes de un partido se sientan representados por un candidato que proviene de ese partido. Bajo esa perspectiva, lo más lógico es que el discurso sea profundamente interno. Es complejo pensar que alguien proveniente de un "no-nosotros" logre hacer sentir representados al conjunto del "nosotros". 
Acá es donde para mí tiene lugar una discusión: ¿por qué la derecha necesita apelar al centro? ¿Acaso no sería lógico que un candidato le saque partido a los principios propios de su sector, y lo haga con tal elocuencia, habilidad, creatividad que logre la adhesión de la mayoría de los de su propio sector? ¿Por qué Allamand no intenta elaborar un discurso tal que logre alcanzar el voto de simpatizantes (no militantes) UDI? ¿Por qué Longueira no intenta lo mismo respecto a RN? ¿O de pronto tanto Allamand como Longueira dudan de las bases de sus respectivos partidos? ¿Será que no creen tener cada uno en su propio partido la cantidad de gente suficiente como para ganar la elección primaria? 
En caso de que efectivamente exista esa duda, creo que tiene un basamento histórico, y es que la derecha chilena ha alcanzado sus más importantes hitos electorales gracias a que logró apelar a sectores que tradicionalmente no votan por ella. Y en realidad, más que hablar de "sectores", dichos hitos electorales se lograron gracias a que se logró apelar a gente, a personas que no necesariamente se identificaran con un sector u otro, es decir, cuando se logró convocar a independientes. Recordemos el histórico empate técnico que Joaquín Lavín obtuvo ante Ricardo Lagos en primera vuelta el año 1999. El mismo triunfo de Piñera el año 2010. Estos hitos históricos de la derecha chilena no se lograron gracias a la expansión del pensamiento de derecha en la sociedad chilena, sino gracias a que ésta logró captar el voto de personas independientes. Y es preciso apuntar además que esa captación de votos de independientes ocurrió en contextos políticos caracterizados,entre otras cosas, por un descontento ciudadano hacia sectores de centro izquierda. Es decir, a la derecha le sonrieron las urnas cuando la opinión pública le fruncía el ceño a la centro izquierda. Lavín alcanzó una alta votación en un contexto de descontento de la ciudadanía con el gobierno de centro izquierda de Eduardo Frei. Piñera ganó la elección presidencial en un contexto de descontento de la ciudadanía con la misma centro izquierda. En el caso de Piñera hay que aclarar algo: la persona que lo antecedió en la presidencia, Michelle Bachelet, gozaba de una altísima popularidad, pero fue una popularidad que se concentró en su persona, no en el sector político al que pertenecía. 
Es decir, la derecha chilena -al menos en el contexto de las elecciones presidenciales- logra imponerse cuando la centro izquierda muestra debilidades. 
En ese análisis histórico, quiero agregar algunas cuestiones que me parecen pertinentes. Cuando Lavín empató (perdió por muy poco) ante Ricardo Lagos, su discurso apelaba a cuestiones de carácter nacional: el empleo, la delincuencia, la salud, etc. Es decir, apelaba a cuestiones que no necesariamente implicaban una gran elaboración teórica o ideológica. Eran los temas que marcaban la coyuntura política de aquel entonces. Es más, Lavín constantemente refería a la idea de que la gente ya no votaba por los partidos, sino por las personas. Algo similar nutrió el discurso de campaña de aquel candidato de derecha que finalmente ganó: Sebastián Piñera. 
Con esto, no estoy elaborando necesariamente una crítica a esta realidad, sino que creo que describo una situación de la cual la derecha parece ser consciente: en sus propias bases (militantes como simpatizantes) no hay suficiente fundamento para asegurar una victoria electoral. 

Ahora bien, y ya hablando más del presente, no puedo negar que me llama la atención que tanto RN como la UDI crean casi a ciencia cierta que el triunfo se logra apelando al centro. ¿Quién puede asegurar con certeza que aquellos votos que permitieron los grandes hitos de la derecha sí o sí vienen del centro? ¿Acaso es que sí o sí gente de centro que antes votó por la centro izquierda ahora podría votar por la derecha? Sinceramente, creo que concebir las cosas así es un error. Hay mucha gente, muchos ciudadanos, que no se consideran de ningún sector político en especial, y creo que eso no los hace necesariamente gente de centro. Creo que la forma correcta de referirse a ellos es independientes

Acá es donde, para mí, cobra sentido comparar las expresiones centro político con centro social. Y quiero ir al grano: me parece que la última expresión es contradictoria en sí misma. La UDI, luego de la incorporación de Joaquín Lavín al comando de Longueira, postula así su discurso: no queremos convocar a un centro político, sino a un centro que es social. ¿Por qué me parece contradictoria dicha expresión? Creo que por lo que implica en sí misma: cuando se habla de centro, ¿a qué se hace referencia? A ver, lo digo así: si yo digo que alguien es de izquierda, ¿acaso no se hace referencia a que ese alguien se identifica con un sector? Claro que sí. ¿Pero sector de qué: de un ámbito deportivo, de una escuela filosófica, de una determinada creencia religiosa, o de un sector político? Claramente: la izquierda no puede ser otra cosa sino un sector político. Lo mismo diríamos respecto a que si alguien es de derecha, ¿verdad?: la derecha es un sector político. Bueno, entonces por lógica: ¿qué sería el centro? ¿Acaso no es un sector? Yo creo que sí. ¿Y un sector de qué ámbito: del deporte, de la filosofía, de la ciencia, del arte, o de la política? ¡Claramente!: EL CENTRO ES UN SECTOR POLÍTICO. El centro no puede ser otra cosa que un sector, y un sector del ámbito político.  

Bajo estas circunstancias, creo que se hace aún más evidente esa característica de la derecha chilena: su necesidad de apelar a sectores que no pertenecen al "nosotros". ¿Y eso qué implica? Para mí implica que probablemente la derecha siempre se verá en la necesidad de "negociar" sus ideales, a través de moderar más su postura, para poder conseguir más votos a fin de poder ganar elecciones. Y eso a la larga conlleva la eterna necesidad de tener que disfrazarse de "no tan derecha", de tener que verse en la obligación de camuflar su "nosotros", de moderar sus ideales, para así lograr los votos que necesita. Pero entiéndase que ese "camuflaje", esa moderación, será un recurso electoral: nos moderaremos, no seremos tan derecha, sino seremos más centro que otra cosa, hasta que pasen las elecciones. O sea, la derecha tendrá que rociarse siempre con el perfume del centro para ir al encuentro de su idilio electoral, y que en lo posible el olor de ese perfume perdure en sus candidatos hasta que ese encuentro sea parte de los eventos pasados. 

Lo anterior para mí abre una discusión interesante: si siempre la derecha se verá en la necesidad de enfatizar discursivamente su vínculo (o quizás supuesto vínculo) con el centro en tiempos electorales, ¿por qué no acercarse al centro al punto de ser el centro, y así evitar tener que apelar al centro en épocas electorales? Digo, ¿no sería más fácil, más seguro apelar al "nosotros" con más propiedad, que apelar al "no-nosotros" casi en una especie de apuesta, de aventura al azar, de "lo intentaremos a ver si resulta"? 
Esto traería consigo un desafío entendiblemente duro y difícil: no ser derecha. El tema es que en el estado actual de las cosas, creo que la derecha en tiempos de elecciones siempre se verá en la necesidad de hacerse pasar por quien no es para llegar al poder, para que una vez ahí llegue a ser lo que realmente es. En tiempos electorales te digo que soy de centro; una vez electo, vuelvo a ser la derecha que soy. 

Y para cerrar, y volviendo a la discusión de los contenidos discursivos de las campañas de Allamand y Longueira, creo que por lo que comenté en párrafos anteriores, Allamand tiene un discurso más coherente, o mejor dicho, se acerca un poco más a lo que para mí es lo correcto. Apelar a un centro político es mucho más consistente que apelar a un centro que no es político. Pero aún así, creo que el enfoque adecuado -de cualquier candidatura por lo demás- debería ser el apelar al mundo independiente. Apelar a esa enorme cantidad de chilenas y chilenos que en una elección municipal pueden votar por un alcalde de un color político y por el concejal de otro color político, o quizás votan por un senador de un color, y prefieren a un diputado independiente. Apelar a los chilenos que no militan, pero que aman su país, apelar a los chilenos que pueden identificar los asuntos que aquejan a su ciudad, a su región, en fin. Es en el mundo independiente donde se concentra la vida real. 

Por lo demás, y agregando a la contradicción que me resulta la expresión centro social, quiero decir que no me parece bien que la UDI haya concebido uno de los sucesos más impresionantes en lo que a materia electoral se refiere: la abrupta bajada de Laurence Golborne de la candidatura presidencial. En primer lugar, no me parecía bien que hubiese un candidato simplemente porque "marcaba en las encuestas". En ese sentido reconozco que agradecí la bajada de Golborne, porque no me parecía bien que hubiera un candidato con una historia política tan exigua. Pero, hablando un poquito de Golborne, creo que esa candidatura reflejaba esa constante a la que la derecha debe enfrentarse siempre en épocas electorales: la necesidad de apelar a los "no-nosotros". Es llamativo que un hombre no militante de ninguno de los dos partidos de la derecha convoque a más gente que cualquier militante. Como digo, dicha candidatura, a mi juicio, corrobora dicha situación. 
Pero volviendo a la situación de la bajada de Golborne, la verdad creo que fue muy poco seria la proclamación de Longueira. Acá no hablo nada en contra ni de Golborne ni de Longueira, sino mis observaciones se dirigen a la UDI: no puede ser -para mí al menos- que un día tenga un candidato presidencial, y AL OTRO DÍA ya haya cambiado el candidato. Eso me habla de un proceso desafortunado del partido. 

Ante todas estas cosas, creo que lo que va a pasar el 30 de junio en las elecciones de la Alianza, es que gane la candidatura discursivamente más coherente, y que se imponga el candidato cuya proclamación no implicó enjugar lágrimas recientes. 

Andrés Yáñez
Buenos Aires, 23 de junio de 2013. 

domingo, 28 de abril de 2013

Tacto

En los poros está la diferencia
Entre el viento y el aire.
Está en la piel,
No en otra parte. 

lunes, 8 de abril de 2013

Larga vida a la música.

Estar escribiendo esto no juega a favor de mi administración del tiempo, pero accedí a quebrantar mi deber ser porque me pareció trascendente plasmar en este escrito un momento de eternidad que hace solo horas viví. Empezaré por compartir todo el contexto. 

En marzo pasado -o sea, hace menos de un mes- me subí a una micro (autobús) en Viña del Mar, donde de pronto subió un hombre con una guitarra para cantar algunas canciones. Entre las canciones que cantó, cantó "Ángel para un final" de Silvio Rodríguez. Esa canción cobró en Chile cierta intensidad luego de la denominada "Tragedia de Juan Fernández", donde murió el animador de televisión Felipe Camiroaga, junto a otras 20 personas, tras un accidente aéreo. Camiroaga era un animador muy querido en Chile, y él había comentado a sus amigos que cuando muriera quería que sonara dicha canción, "Ángel para un final" de Silvio Rodríguez, en su funeral. La cobertura periodística de tan lamentable tragedia se encargó de difundir esa canción: era casi ley que cada reportaje de la tragedia de Juan Fernández tuviera a ese tema musical como música de fondo. Pero vuelvo al hombre de la guitarra. 

Mientras el hombre de la guitarra cantaba "Ángel para un final", se produjo un silencio distinto en la micro; quizás es solo mi interpretación, pero así percibí ese silencio, como un silencio distinto. Mientras sonaba la canción creo que todos o la gran mayoría de los pasajeros que habíamos en ese autobús rememoramos la tragedia de Juan Fernández. Creo que todos nos acordamos de Felipe Camiroaga y de las otras 20 víctimas fatales. 

Y en ese momento pensé en que las canciones tienen un poder especial: el de transportarte emocionalmente a ciertas épocas de tu vida. Si uno escuchó una canción en un momento alegre de su vida, quizás al volver a oír esa canción en el futuro uno experimente un revivir emocional de la alegría que estaba experimentando cuando escuchó esa canción. Lo mismo si uno escucha una canción durante una época triste de su vida: se evocarán emociones de tristeza al volver a oír dicha canción. Por supuesto, esto no es una ley natural inquebrantable, pero sí creo que las canciones, como dije, evocan emociones del contexto en que las escuchamos. 

En ese mismo momento, mientras iba en la micro, recordaba ciertas canciones y los contextos en que las oí, y concluí que sí, que las canciones tienen ese poder, esa cualidad emocional de volver a hacer brotar en el interior de uno ciertos recuerdos, ciertas sensaciones, ciertas emociones. 

También, en ese momento, pensé, o mejor dicho me pregunté: ¿cómo llegar a componer una canción que vaya más allá de esa cualidad? Y en eso surgió una preocupación, la que también se elaboró en forma de pregunta: ¿cómo lograr una composición que ayude al escucha a que la canción que oye le ayude a superar una época negativa, y que cuando vuelva a escuchar esa canción en el futuro no le evoque esa época negativa, sino que tenga un peso emocional positivo? O sea, mi inquietud consistía en cómo lograr que una canción tenga fuerza en sí misma y prescinda del contexto en que se conoció por parte de un escucha

Estas inquietudes surgieron en mí producto de que soy músico, soy compositor, pero a la vez, por el hecho de que me inquieta poder ayudar a mi prójimo a través de mi música: quiero que mi prójimo conozca el amor de Dios a través mi música. 

Y bueno, en esa inquietud, durante la latencia de esa interrogante, se me ocurrió buscar en Youtube la canción "La música no se toca" de Alejandro Sanz. Aclaro que no es por causa de esa interrogante que busqué esa canción, sino por mera curiosidad. Sabía que pertenecía a su última producción musical y simplemente quería escucharla. Así es como dí con la letra de esa canción, letra que vino a resolver en gran medida mi interrogante. 

Quiero decir que estoy muy de acuerdo con algo que señaló el pastor Marcelo Robles: "toda verdad proviene de Dios, no importa el medio donde ésta se manifieste a los hombres". Creo que la verdad viene de Dios, y que aunque esa verdad se manifieste por medios no religiosos, sigue proviniendo de Dios. Digo esto porque creo que la mencionada canción de Alejandro Sanz porta una verdad. La verdad que porta esta canción refiere a características de la música, y entre esas características, su componente de eternidad. En ese componente estuvo la respuesta -o al menos respuesta inicial- a mi interrogante. 

Quizás, puedo proponer que la música (o la canción) tiene un componente histórico-contextual en lo que refiere a las emociones -como señalé más arriba, es ese conjunto de emociones que una canción evoca. Pero, y como expresé en el párrafo anterior, la música tiene un componente eterno, y ese componente refiere a la extrapolabilidad de la temática de una canción a distintos momentos históricos o emocionalmente contextuales. Eso se puede lograr por medio de la letra y de la importancia que dicha letra contiene acerca de la realidad humana. No la realidad contextual, sino, podríamos decir, la realidad ontológica del ser humano. 

La canción de Sanz me hizo pensar y concluir estas cosas. Y lo percibo en obras musicales que, a pesar de su antigüedad, aún hoy tienen una repercusión, una vigencia. Y ojo que en el párrafo anterior hablo de letra y acá hablo de obras musicales (o sea, pueden ser tanto piezas cantadas como instrumentales). Creo que una obra musical instrumental está más expuesta a sostener su vigencia por medio del gusto o de la alta preponderancia simbólica que adquiera (por ejemplo, la música de una película). Pero una pieza musical cantada, o sea, escrita, puede traspasar los umbrales del gusto y el símbolo, y llegar a cuestiones que refieren a la naturaleza del ser humano en sí. 

Acá alguien podría decir "entonces es lo mismo un libro que una canción, un poema que una canción, si al final lo que trasciende es la letra". En términos de literación podría estar de acuerdo. Pero me distancio de esa percepción al  considerar lo siguiente: el poder de difusión de una canción sobrepasa con creces a la difusión de un texto. El texto necesitas tenerlo en papel cada vez que lo difundes, o al menos, su difusión oral se torna compleja; la canción no necesariamente requiere del papel para su difusión: se puede transmitir oralmente. La posibilidad de difusión de una canción es mucho más accesible que la de un escrito. 

Como compositor, puedo decir que una canción es resultado de una experiencia personal, de procesos personales. Y uno al escribir una canción está influenciado por las muchas circunstancias emocionales, materiales, históricas que lo rodean. El surgir de una canción implica un contexto. No he dicho nada nuevo en este párrafo. Acá viene el aporte. Lo glorioso, lo mágico, lo -hoy, ahora- novedoso de esta situación es que, a pesar de que uno sea un ser sujeto al tiempo y al espacio (al contexto), y a pesar de que una canción está influenciada por cuestiones contextuales, a pesar de eso uno da lugar, uno da origen a algo que contiene eternidad: una canción.  

Y si bien es cierto que al final lo que trasciende, lo que queda es la letra, esa letra nunca hubiera podido anclarse, nunca hubiera podido dar a conocer su eternidad a través de los años, si no hubiera sido porque una canción la dio a luz. Esa letra no sería lo mismo sin la música que la contiene, sin la música que la engendró. 

También, y solo a modo de complemento, me llama la atención que en la Biblia se nos enseñe que en la etapa posterior a la tierra cantaremos a Dios. Ahí cobró mucho sentido una de las cosas que dice Sanz: "Pasaremos todos, y quedará, recuérdalo, una canción". O sea, se plantea la música como único elemento, que hoy conocemos y reconocemos como producto humano, que va a estar también ahí, en ese momento de la eternidad. ¿Por qué Dios querrá contar con la música en esas instancias? Para mí está claro: en la eternidad solo quedará lo eterno, y por eso Dios querrá música, porque ésta es eterna. Sanz también dice: "Que Dios guarda a la música en su inmensidad"

Queridos lectores, creo que Dios quiso manifestar una verdad a través de la canción de Sanz: la eternidad de la música. 

Cuando escuché por primera vez "La música no se toca" me emocioné hasta las lágrimas. Primero, porque sentí, reconocí la voz del Creador, y segundo, porque me sentí privilegiado de ser compositor, sabiendo, a partir de la canción de Sanz, que dar origen a una canción es dar a luz una obra que contiene eternidad.   

Por cierto, el título de esta publicación es una transcripción de una fracción de uno de los hermosos y reveladores versos de esa canción. ¿Saben? Podemos pensar -y con mucha razón y derecho- que decir "larga vida a la música" es una exclamación humana, que confiesa el deseo de perdurabilidad de la música. Pero sinceramente, creo que el origen de ese deseo no es terrenal, es celestial. Es más, creo que más que un deseo, es algo, una característica que Dios nos comunicó, que Dios nos dio a conocer de la música. 

Andrés Yáñez, 9 de abril de 2013. 


domingo, 10 de marzo de 2013

retour

No escatimaban en expresividad. Érica y Alberto formaban un matrimonio diferente: hacían locuras, con frecuencia quebrantaban adrede la rutina, hacían viajes fugaces a donde fuera, organizaban veladas a solas donde la actividad a realizar no importaba tanto como el mero hecho de estar juntos. Ambos solían recordar la época en que eran pololos, en la cual estaban restringidos por los horarios y los permisos de sus padres. Habían acordado que al casarse se desquitarían de las muchas cosas que no pudieron hacer mientras pololeaban, ya sea porque llegaba la hora de volver cada uno a su casa, o porque alguno de los padres requería de uno de sus hijos, lo cual dejaba al otro con una improvisada sensación de orfandad sentimental. 
"Cuando nos casemos -decían- no seamos un matrimonio típico; aprovechemos de hacer todo lo que no pudimos hacer antes". 

Sin embargo, con el paso de los años cada uno fue adquiriendo responsabilidades laborales más exigentes, y con ello, el tiempo libre debía aprovecharse más para descansar, dormir, a lo sumo para preparar una comida rica que implicaba más tiempo cocinarla que las comidas cotidianas, o también de pronto para sentarse a ver una buena película. Por supuesto, también llegaron los hijos, que claramente, junto con la bendición de su llegada, trajeron consigo una serie de responsabilidades, de grandes responsabilidades.  En fin, todo el ánimo jovial que encendió la espontaneidad de su expresividad al comienzo de su matrimonio, se fue adaptando con los años a las exigencias impostergables del quehacer cotidiano que la vida les impuso. 

Eran felices, nunca dejaron de ser expresivos entre ellos en su lenguaje verbal y de piel. Pero a partir de un momento empezaron a sentir añoranza por el tiempo en que la espontaneidad era más evidente en su día a día. 
Un día Febe, la madre de Érica,  los invitó a su casa a cenar. Los hijos de Érica y de Alberto ya estaban grandes, así que cada cual andaba en lo suyo. Febe, Érica y Alberto cenaron, y luego vino una larga sobremesa. El padre de Érica, Mario, había fallecido hace algunos años por una enfermedad al corazón. Hablaron de Mario, de los nietos, de los tiempos pasados, quizás como típica sobremesa entre familiares adultos. Y salió a colación el tema de que ambos, Érica y Alberto, extrañaban el tiempo en que su matrimonio estaba empezando. Eran las 2 de la madrugada cuando empezó a tocarse ese tema. Érica hizo un comentario: 
-Si estuviéramos recién casados, saldríamos a caminar, no importa que sean las 2 de la mañana. 
Alberto sonreía como quien recuerda una práctica ya definitivamente abandonada. En eso Febe irrumpe con una acotación inesperada: 
-¿Y por qué no salen a caminar?. 
-Es que es muy tarde, mamá, y hace un poco de frío -señaló Érica. 
-¡Pensar que en ese tiempo no nos importaban nada ni el frío ni la hora! -expresó Alberto.
-¡Vayan! -dijo Febe- ¡Pololeen! ¡Aprovechen que están casados! 
Érica y Alberto se miraron unos segundos, en silencio, atónitos del comentario de Febe. Alberto cobró ánimo, tomó de la mano a Érica, y le dijo a su suegra: 
-Tienes toda la razón, Febe. 

Alberto y Érica se despidieron de Febe, y salieron a caminar. Eran las 2:27 de la mañana. 

Por Andrés Yáñez.


jueves, 28 de febrero de 2013

:P

Primer acto: el interés por el fútbol se puso a pelear con el interés por el arte. 

Segundo acto: el interés religioso se puso a pelear con el interés académico. 

Y tercer acto: el interés por el dinero se puso a pelear con el interés por la política. 

¿Cómo se llama la obra? 

CONFLICTO DE INTERESES :P