miércoles, 27 de noviembre de 2013

Pregunta abierta

Socialmente hablando, ¿lo inevitable existe? 

Teóricamente no.

¿Pero empíricamente? 

viernes, 15 de noviembre de 2013

Por qué nueve y no tres.

Una hipótesis respecto al escenario de las elecciones presidenciales chilenas 2013. 

**Querido lector, si a usted no le gusta leer, vaya directamente al último párrafo, porque ahí se sintetiza lo que expongo en este artículo**


El próximo domingo 17 de noviembre se realizarán en Chile elecciones parlamentarias, de Consejeros Regionales y presidenciales. Mi atención en el presente artículo se centrará en el escenario electoral presidencial. Me atreveré a postular una hipótesis explicativa que tiene relación con una pregunta que me parece sumamente interesante: ¿por qué en estas elecciones presidenciales hay nueve candidatos? Pero antes de continuar, quiero aclarar que al decir que postularé una hipótesis explicativa no estoy queriendo comunicar la idea de que intento hacer un planteo científico. Lejos de ello, y en un ejercicio de profunda honestidad personal, he de admitir que semejante objetivo escapa años luz de mis probabilidades. Más aún, ¿cómo pretender tal finalidad a sólo dos días de las próximas elecciones presidenciales? Por lógica, mi intención involucra más una cuestión opinática, especulativa, o, si se quiere decir de la siguiente manera no me enfada en absoluto, una volada mental contingente. Sinceramente, la última expresión me simpatiza más que las otras. Pues bien, hecha la aclaración, prosigo. 

Sin duda, uno de los ingredientes más llamativos del escenario electoral presidencial de este año es que haya nada menos que nueve postulantes a La Moneda. En la historia de la política chilena nunca se había dado tal escenario: es la elección presidencial con más candidatos que se registra. Antes de seguir, comento que acabo de cambiar de opinión acerca de algo. No tenía pensado hacerlo, pero lo haré: nombraré a esas nueve personas que se postulan este año al cargo de presidente de Chile. Imagínense que de fondo se pone esa música que se utiliza en el festival de Viña para presentar al jurado. Los candidatos a la presidencia de Chile del año 2013 son: 

Michelle Bachelet. Militante del Partido Socialista, y candidata del pacto Nueva Mayoría. Sólo a modo de cultura general, les cuento que el pacto Nueva Mayoría es el mismo que antes se llamaba Concertación de Partidos por la Democracia (o sencillamente Concertación). La Concertación estaba integrada por: el Partido Por la Democracia (PPD), el Partido Demócrata Cristiano (DC), el Partido Socialista (PS) y el Partido Radical Social Demócrata (PRSD). Bueno, la Nueva Mayoría son los mismos partidos, pero se integra uno nuevo: el Partido Comunista (PC). Es interesante al análisis tener en cuenta este aspecto, ya que regularmente el PC solía presentar candidato presidencial propio. Este año se sumó a apoyar al candidato de la Concertación. Y bueno, para cerrar esta referencia acerca de Bachelet, hay que recordar que ella fue presidenta de Chile entre los años 2006 y 2010. 

Evelyn Matthei. Ella es la candidata de la derecha chilena. Ella es militante de la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido que junto a Renovación Nacional (RN) conforman la Alianza. Recordemos que el actual presidente de Chile, Sebastián Piñera, fue electo presidente como candidato de la Alianza. Es decir, Evelyn Matthei es la candidata oficialista. 

Roxana Miranda. Ella es candidata de un partido fundado recientemente: el Partido Igualdad (PI). Podríamos decir que el Partido Igualdad está integrado básicamente por personas que abrazan una ideología de izquierda, y que además se caracterizan por ser dirigentes vecinales. Es decir, es un partido que no está integrado por personas provenientes del mundo político, sino más bien del mundo social. 

Alfredo Sfeir. Candidato del Partido Ecologista Verde. Sfeir fue militante DC. 

Tomás Jocelyn-Holt. Candidato independiente, pero ligado al movimiento Chile Primero. Jocelyn-Holt también es un exmilitante DC. Fue diputado por varios años mientras militaba en dicho partido. 

Ricardo Israel. Candidato del Partido de los Regionalistas Independientes (PRI). Es un académico de vasta trayectoria. Reúne la particular característica de, por un lado, haber sido exiliado en la dictadura militar chilena, y por otro, de haber apoyado la candidatura de Sebastián Piñera en la segunda vuelta presidencial, cuando éste enfrentó a Eduardo Frei. 

Marcel Claude. Candidato del Partido Humanista (PH). 

Y dejé para el final a los dos siguientes candidatos, porque en ellos se centrará mi atención. 

Marco Enríquez-Ominami. Candidato del Partido Progresista (PRO). Fue también candidato en la pasada elección presidencial. Compitió junto a Sebastián Piñera (Alianza), Eduardo Frei (Concertación) y Jorge Arrate (candidato del PC). En dicha elección, Marco Enríquez-Ominami (ME-O) obtuvo un 20%, un nada despreciable 20% de las votaciones. Cabe decir también, que en dicha elección presidencial ME-O decidió ser candidato luego de poner término a su militancia en el PS. Inicialmente, él era partidario de que la Concertación eligiera su candidato presidencial vía elecciones primarias nacionales. El PS se opuso, y ahí él decidió retirarse del PS y ser candidato presidencial independiente. Como sabemos, dicha elección la ganó Sebastián Piñera, pero ME-O se perfilaba como una "gran promesa": había obtenido un 20%, lo cual parecía ser un excelente pie para procurar la continuación de la difusión de sus ideas y aumentar su base electoral para una futura candidatura presidencial. En ese marco, ME-O funda el Partido Progresista, partido del cual hoy es candidato presidencial. 

Franco Parisi. Candidato independiente. Es un economista que hizo una carrera ligada al mundo académico y que poco a poco empezó a aparecer en los medios de comunicación haciendo comentarios técnicos con propuestas macroeconómicas vinculadas al mejoramiento de la distribución de la riqueza que se producía en el país, ello, de la mano de una constante crítica a la clase política por aletargar medidas que desde el punto de vista económico eran aplicables al mediano plazo.  

Hecha la presentación de los nueve candidatos, permiso, me tomaré un café y luego sigo escribiendo... Estaba rico el café. ¡Seguimos! 

Como señalé, mi atención se centrará en dos candidaturas: la de Marco Enríquez-Ominami  y la de Franco Parisi. No obstante, por cada candidato hice una leve -quizás en exceso- reseña biográfica, y lo hice en función del análisis que a continuación expondré. 

ME-O, como ya se dijo, obtuvo el 20% de las votaciones en la pasada elección presidencial. En Chile, cuando un candidato presidencial gana pero no obtiene el cincuenta por ciento más uno de los votos, se establece legalmente que se realice lo que se conoce como segunda vuelta electoral, instancia la cual enfrenta a las dos primeras mayorías para definir quién de ellas será el nuevo presidente de la nación. En la pasada elección presidencial, la primera mayoría la obtuvo Sebastián Piñera (candidato de la Alianza) con un 44,03%, y la segunda mayoría la obtuvo Eduardo Frei (candidato de la Concertación) con un 29,62%.  Como se puede ver, ninguno alcanzó el cincuenta por ciento más uno de las preferencias, por lo que se hizo necesario el balotaje (segunda vuelta). Sólo a modo de complemento, menciono los porcentajes de las otras dos candidaturas de dicha instancia electoral: el tercer lugar lo obtuvo ME-O (candidato independiente) con un 20,12%, y el cuarto lugar lo obtuvo Jorge Arrate (candidato del PC) con un 6,21%. El resultado que ME-O obtuvo en dicha contienda electoral -año 2009- fue sorpresiva, pero a la vez iba en consonancia con el ambiente político de la época: había un profundo descontento social respecto a la Concertación. No por nada la segunda vuelta la ganó la Alianza, con Sebastián Piñera a la cabeza. 

Me quiero detener en este contexto histórico, puesto que de ahí emana mi hipótesis. Veamos. 

ME-O representó en la elección presidencial del 2009 al descontento ciudadano en relación a la Concertación. Eso ya se dijo. Pero a la vez, representó la posibilidad de poder hacer política desde una base más ciudadana, más independiente, y no tan ligada a las agendas de los partidos. Era una constante de su discurso apelar a la crítica en relación a la manera de hacer política. Y esto cobraba mucha fuerza gracias al contexto: la Concertación se veía desgastada. No obstante, los contenidos ideológicos propios de los partidos de la Concertación no habían reducido su intensidad en las mentes de aquellos ciudadanos independientes ligados a ella. El hastío no estaba en la ideología, sino en la performance, en la manera de hacer política. Marco Enríquez-Ominami fue el agente canalizador de toda esa rabia, de todo ese cúmulo de ganas de hacer las cosas diferentes. Es verdad, no pasó a segunda vuelta, pero de ser una persona que renuncia a su militancia en el PS (partido miembro de la coalición más importante de Chile en ese momento) a ser un candidato presidencial casi de la nada, de manera totalmente independiente, y obtener un quinto de cinco de las votaciones, era realmente un mérito. Durante su candidatura presidencial en 2009 se le asignó el apodo de díscolo, y esto por el hecho de haber sido un candidato que provenía de las filas de la Concertación y que ahora competía contra ella. Es más, en los estudios, sondeos y encuestas que se realizaban en la época, aunque ninguno daba a ME-O una votación que lo hiciera pasar a segunda vuelta, todos planteaban que él sería una carta más competitiva contra Piñera, que era quien lideraba todos los sondeos. Digo lo mismo, pero de otra forma: ME-O era mejor rival que Frei en una segunda vuelta contra Piñera. Aún así, y como es regular que ocurra, las mayorías que adherían a la Concertación prefirieron votar por su candidato oficial, que era Frei. 

Pero hay otros elementos que aportan al análisis. Hasta ahora hemos expuesto, y lo decimos de manera sencilla y sintética, que ME-O le sacó votación a la Concertación. ¡Vaya que es cierto que así fue! Pero lo que se puede agregar al análisis, son dos cosas más. Por un lado, y ahora partimos por la síntesis, es el hecho de que ME-O le sacó votación también a la Alianza (a la derecha). Tanto así, que algunos consideramos que si ME-O no hubiera sido candidato, Piñera hubiera vencido a Frei en primera vuelta. Es decir, ME-O no sólo representó al descontento en relación a la Concertación, sino también en cierta medida al descontento en relación a la derecha.  Y lo otro que se puede agregar, es el hecho de que ME-O, con su discurso, con su estilo, con su planteamiento -digámoslo así- pospartidista, también logró convocar a un electorado nuevo, a gente no ligada ni a una cosa ni a otra, y que compartían el sentimiento de hastío en relación a las dos coaliciones hegemónicas (la Concertación y la Alianza). 

En síntesis, Marco Enríquez-Ominami reunía un electorado descontento con:
- La Concertación;
- La Alianza;
- La política en general. 

De hecho, recordemos que el 2009 el Partido Humanista decidió apoyar la candidatura presidencial de ME-O. No es poca cosa que un partido decida no presentar candidato propio para sumarse a respaldar la candidatura de un independiente.

Hemos dado un leve paseo por el pasado. Vendré un poco al presente, comentaré una situación actual y buscaré una explicación en ese pasado que acabamos de revisar. 

Hoy en día Marco Enríquez-Ominami (ME-O) es nuevamente candidato a la presidencia de la república. Sus propuestas no han variado en su sustento ideológico. Ha sostenido una crítica a la manera de hacer política tanto de la Concertación como de la hoy oficialista Alianza. En fin, no hay una variación sustantiva del ME-O de 2009 al ME-O de 2013. No obstante, hoy en día Marco Enríquez-Ominami no logra marcar en las encuestas. Tanto así que aparentemente estaría siendo superado por el independiente Franco Parisi. La pregunta que cabe hacernos es: Si el discurso de ME-O ha sido coherente, ¿por qué no está disputando el primer lugar?, ¿cómo se explica que una figura que marcó 20%, hoy esté obteniendo menos de un 10% en los sondeos? Esta pregunta no peca de ingenua, y está hecha desde una perspectiva comparativa: muchas figuras que llegaron a ser presidentes, a medida que el tiempo avanzaba, mostraban un alza en la curva de la preferencia de la gente hacia ellos. Los ejemplos sobran: Lagos, Bachelet, Piñera, etc. Es decir, a la luz de esta comparación analítica, ME-O, en un escenario donde el descontento social ha crecido en relación al llamado duopolio (Alianza-Concertación), debería estar al alza, debería estar protagonizando la disputa por el triunfo en las próximas elecciones. ¿Qué pasa que no es así? ¿Dónde buscar la explicación? Aquí es donde se hace pertinente volver a ese pasado que revisamos anteriormente. 

Cuando Marco Enríquez-Ominami fue candidato el 2009 le dio duro a la Concertación, o sea, fue muy crítico con dicha coalición. También le dio duro a la Alianza y a la política en general. No por nada, como dijimos, logró un 20%. Pero algo ocurrió en el camino. Veamos. ME-O siempre fue anti Frei. De hecho, era muy claro que ME-O dirigía su campaña a disputar el electorado de centro izquierda con dicho contrincante. Es más, cuando apenas se conocieron los resultados de la primera vuelta, ME-O señaló que no apoyaría ni a uno ni a otro. Esto en coherencia a su crítica a la política en general. Sin embargo, en un momento determinado, entre la primera y segunda vuelta, ME-O hizo un llamado a votar por Frei. Señoras y señores, para mí, ahí está la explicación del singular escenario electoral presidencial de Chile en el año 2013. 

Pienso que lo lógico es que, en un contexto donde ha crecido el descontento ciudadano hacia la clase política, la figura política que tendría que haber conglomerado toda esa insatisfacción ciudadana es Marco Enríquez-Ominami.  Y esto lo pienso por dos razones: primero, porque su discurso ha sido coherente -me atrevo a pensar que los mismos que votaron por él en 2009 siguen igual de descontentos con la actual performance de la clase política, por lo tanto, es la misma proporción de gente la que debería estar dispuesta a votar por él-, y segundo, porque habiendo obtenido un 20% podríamos decir que eso genera una base muy sólida para pensar que desde ahí es posible ir incrementando hacia arriba. Y a esto, se suma el hecho de que Marco Enríquez-Ominami en las elecciones presidenciales de 2009 había recibido el apoyo del Partido Humanista y también el hecho de que hoy por hoy su base de apoyo actual es el Partido Progresista (PRO).  Sin embargo, a pesar de estas dos razones que en sí mismas son muy potentes (coherencia en el discurso y amplia base electoral referencial), ME-O no es quien está convocando a todo ese electorado. 

Es muy singular la sensibilidad que tienen los electores a la hora de escoger al receptor de su sufragio. Todos los detalles cuentan. Creo que aquella escena en la cual ME-O llama al electorado a votar por Frei en la segunda vuelta (año 2010) es la que abre paso a la interpretación de por qué hoy en día hay nueve candidatos presidenciales. ME-O, de ser un referente en cuanto a la oportunidad de hacer política desde una mirada distinta, pasó a ser uno más de la clase política. "Nos decías que eras distinto; te creímos. Pero después nos llamaste a votar por alguien que representa a esa política que nosotros queremos erradicar". Tengo la impresión de que la ciudadanía habría valorado sobremanera el hecho de que ME-O, a pesar del costo político o social que ello implicara, hubiera llamado a no apoyar ni a Frei ni a nadie. O en su defecto, que se hubiera abstenido de convocar el respaldo a alguna candidatura determinada. 

No quiero dejar de expresar mi opinión personal en cuanto a esa decisión específica de ME-O de apoyar a Frei. Creo que fue coherente. Si uno se encuentra en una situación donde debe elegir entre dos males, es claro que uno debe inclinarse por el mal menor. Pienso que esa fue la situación de ME-O en ese momento, y actuar en correlación con ello no puede ser visto como algo negativo.

Sin embargo, la ciudadanía en general tiene otras nociones en cuanto a la política. La gente reflexiona de manera diferente, y me atrevo a postular que la ciudadanía interpretó como una inconsistencia el apoyo que ME-O le brindó a Frei. Esa interpretación, desde mi punto de vista, es la que explica que, por ejemplo, el Partido Humanista (PH) haya proclamado un candidato propio: Marcel Claude. Detengámonos brevemente a examinar esta cuestión relacionada al PH.

Históricamente, el PH ha obtenido una baja votación. Podríamos nutrir esta aseveración con datos, pero me parece que sería redundar innecesariamente. Con el 20% que obtuvo ME-O en las elecciones presidenciales del 2009, el PH, a mi parecer, se encontraba ante una oportunidad sin precedentes respecto de incrementar su base electoral. Considerando sólo este aspecto, me parece que la decisión del PH de no apoyar la repostulación de ME-O es un error estratégico. Sin embargo, y por medio de lo que hemos venido diciendo, creo que el PH encontró una razón lógica para no querer apoyar nuevamente a ME-O: no se podía apoyar a un candidato que inicialmente era anti Frei, pero al final igual termina apoyando a Frei. Desde mi punto de vista, ahí está la razón de por qué el PH decidió proclamar un candidato propio y no apoyar la repostulación de ME-O. 

Y algo similar pasa con los otros candidatos. Se proclaman las candidaturas en vista de esa incoherencia: se critica a una manera de hacer política, pero se termina apoyando a los mismos de siempre. 

Desde todo lo que hemos expuesto, podemos entender por qué para esta elección presidencial hay más candidatos que nunca. 

Ahora bien, en el título señalo "Por qué nueve y no tres". Explicaré lo que ello quiere decir. Era muy lógico que Michelle Bachelet con toda la popularidad que tiene (y que sinceramente no sé por qué llega a ser lo que es) fuera la candidata de la Concertación (hoy Nueva Mayoría), y también era muy lógico que la Alianza convocara a un candidato propio (que en este caso es una mujer: Evelyn Matthei). O sea, el duopolio sí o sí iba a presentar candidatos propios. 
Lo que intento hipotetizar en esta publicación, es que, aparte de esas dos candidaturas -que irremediablemente iban a existir-, no tendrían que haber existido otras siete candidaturas, sino solamente una más: la de Marco Enríquez-Ominami. Por mera intuición, hasta por sentido común, si fue ME-O el que conglomeró el descontento de nada menos que el 20% del electorado, lo razonable era que en estas elecciones (2013) ese descontento social, que ha crecido exponencialmente, hubiera encontrado en dicha figura política su posibilidad de consolidación. Pero no fue así, no es así. ¿Por qué? A mi parecer, la explicación está en aquella situación específica de cuando ME-O decide apoyar a Frei. A pesar de que eso fue ideológicamente coherente, probablemente constituyó un error desde un punto de vista electoral. La gente, las agrupaciones políticas más pequeñas, hicieron memoria de esa situación, y es por ello que hoy, aparte de las dos candidaturas que sí o sí existirían, no sólo figura la de Marco Enríquez-Ominami, sino además las otras seis. 

La manera en que la ciudadanía evalúa a los políticos es a veces impredecible, puesto que a muchos políticos consagrados se les conocen varios puntos débiles, los que incluso podrían ir en contra de la continuidad de sus carreras políticas. Pero al parecer a los políticos que forman parte de la clase política consagrada se les toleran más cosas, "total, los políticos son corruptos". Y cuando aparece una figura con una fuerte crítica a la clase política, se le respalda, se representa en ella la posibilidad de un refrescamiento de la política; pero al mostrar esa figura el más mínimo rasgo de política tradicional, se le hace la cruz, se lo descarta. Creo que a Marco Enríquez-Ominami la ciudadanía lo evaluó en esta segunda manera: lo desacreditó por haber apoyado a Frei. ME-O dejó de ser, a partir de ese momento, el ícono representante de la crítica a la política tradicional chilena. No cabe duda que en muchas ocasiones los criterios ciudadanos son  inmensurablemente flexibles; pero también, en otras oportunidades, son definitivamente implacables. 

Ahora bien, ¿cómo explicar que en todo este contexto la candidatura que más fuerza ha tomado ha sido la de un independiente como Franco Parisi? Creo que ello se explica por el hecho en sí mismo de que Parisi es un candidato que surge de una base 100% ciudadana. Su base política no está en un partido, sino en la ciudadanía misma (claro, en aquella que lo apoya). Los demás candidatos han confeccionado sus candidaturas sobre la base de partidos emergentes. Pero partidos al fin y al cabo, y ese elemento genera en la ciudadanía la noción de continuidad con la política tradicional, es decir, continuidad con aquella política que se quiere erradicar. La política que se quiere erradicar es aquella que le ha negado u obstaculizado la educación a las personas, es aquella que no actúa con agilidad para brindar mejores pensiones a los jubilados, es aquella que ha consolidado a la salud como un negocio y no como un derecho, es aquella que no ha hecho los cambios constitucionales que los tiempos actuales demandan, etc. Por eso, el partido, por más que critique los repertorios performativos de la política tradicional, reúne en sí mismo la continuidad de las contradicciones que se aspiran a superar. Desde mi punto de vista, eso explica el apoyo a Parisi. La gente descree de los partidos como instituciones proveedoras de soluciones. Es más, se ve en los partidos instituciones proveedoras de restricciones sociales, las cuales emanan inspiradas en intereses sectoriales en desmedro de la población. 

Aclaro algo. Yo no creo que los partidos sean totalmente malos. Al decir lo que digo, no estoy dando mi opinión en cuanto a los partidos, sino que doy mi opinión respecto a lo que me parece es lo que le pasa a la ciudadanía respecto de los partidos. Me parece que la gente no cree en los partidos, y por eso Parisi ha cobrado tanta fuerza. 

Hay quienes dicen "Parisi equivale en esta elección presidencial al ME-O de la elección pasada". Yo creo que eso puede ser así. Pero Parisi podría establecer su distinción: si no pasa a una hipotética segunda vuelta, no tiene que ponerse atrás de ninguna candidatura.

En síntesis, ¿por qué nueve y no tres? Porque ME-O apoyó a Frei. Eso hizo caer en descrédito a su candidatura y a los partidos en general, y por ese mismo apoyo de ME-O a Frei los partidos emergentes decidieron proclamar candidatos propios. El descontento social respecto a la política ha continuado, y la candidatura que mejor captó ese sentir ciudadano fue aquella que no provenía de la militancia.  


Andrés Yáñez
Buenos Aires, 15 de noviembre de 2013. 

  

 




domingo, 10 de noviembre de 2013

La soledad

Muchas veces nos ponemos a pensar en lo malo, en lo negativo que es estar solo... 
Eso me dio la idea de reflexionar y escribir qué es lo que le pasa a ella, a la soledad, 
y qué es lo que ella nos trae como consecuencia. 

La soledad hoy se hizo amiga de mis sueños. Disfrazada de rencores, suele pelearse consigo misma por un rincón en ese cuarto oscuro. Desdibujada la mirada, anhela la posibilidad de sentirse deseada, amada, buscada. Sentada y tomada de sus piernas, suele contar más de una vez que ella no es la culpable, que ella no quiere eso que su destino la fuerza a sentir. 

Sin hablar, abre la ventana y me señala algo. "Es el sol", me dice con una mueca simulando una sonrisa. Me quedo mirando por un instante y comprendo el porqué de esas palabras -"es el sol"-, ese sol al que todos esperamos ver, sentir, y hasta en un punto parecernos. Ese sol que cada mañana despierta para sentirse radiante, importante, sumamente único. 

Giro mi cuerpo hacia ella y trato de hablarle, pero la soledad empieza a desaparecer, lentamente se desvanece; ahora en ese rincón solamente hay luz. 

Un poco confundido, trato de encontrar una explicación. Por unos segundos me siento triste por ella, pero inmediatamente entiendo que esa soledad se convirtió en lo que ella quería: vino a quebrar lo que parecía ser imposible según el destino, y se transformó en esa luz, ese calor... Sin saberlo, se convirtió en ese sol que todos buscamos. 


Miguel Taraburelli
Buenos Aires, 11 de octubre de 2009