viernes, 9 de diciembre de 2011

Los locos cambian el mundo

Cuando Steve Jobs volvió a Apple en 1997, se lanzó una campaña cuyo slogan era Think Different! (¡Piensa diferente!) con un anuncio de televisión que decía: “Esto es para los locos, los inadaptados, los rebeldes, los que crean problemas, los que van en contra de la corriente, los que ven las cosas de manera diferente. Ellos no siguen las reglas, y no tienen respeto por lo establecido. Puedes citarlos, estar en desacuerdo con ellos, glorificarlos o satanizarlos. Pero lo que no puedes hacer es ignorarlos, porque ellos cambian las cosas, e impulsan la humanidad hacia delante. Y mientras otros los ven como “los locos”, nosotros los vemos como los genios. Porque la gente que está tan loca como para pensar que se puede cambiar el mundo, es quien lo logra.”



(Rescatado del facebook de un amigo)

lunes, 14 de noviembre de 2011

breves andresianas (5)

Tan importante como la vida, 
es la razón por la que se vive. 

Andrés Yáñez

viernes, 14 de octubre de 2011

breves andresianas (4)

Cada individuo es una constelación única de la historia

Andrés Yáñez

lunes, 3 de octubre de 2011

Siempre aprendiendo a leer

Me he dado cuenta de que nunca se deja de aprender a leer, porque puedes de pronto entender el símbolo de un signo llamado letra, puedes saberte de memoria el abecedario, y puedes conocer la gran mayoría de las palabras que necesitas para comunicarte con tu prójimo. Pero eso no te hace exento de asombros ante frases, oraciones, poemas o prosas. Porque leer no es solamente descifrar letras, es también encontrarte con algo que no conocías antes, es descubrir, es impactarte, es decepcionarte, es sonreír, es lamentar, es querer refutar, a veces es querer no saber leer, o a veces es querer volver al sitio al que te llevó esa lectura. Incluso, es darte cuenta de que no sabes leer.


Se habla de leer cuando con la vista tienes contacto con una letra que tu cerebro interpreta, y también cuando tu voz reproduce esa interpretación. Pero leer es también acceder a un nuevo punto de vista, es ir a una galaxia inhabitada por tu cognición, o también es ejercer el derecho de explicarte algo desde donde lo miras. Porque no solo leemos letras o palabras, también leemos situaciones, experiencias, leemos la realidad y la fantasía, leemos gestos, leemos caras, leemos silencios, leemos lágrimas, leemos actos y pensamientos, leemos sonidos, leemos la vida y leemos la muerte. 


¿Qué alfabeto abarca todas estas posibilidades? ¿Qué impresora, qué lápiz, qué tinta, qué casa editorial podría ostentarse la capacidad de revelarnos todas estas (y, por supuesto, las que no escribo acá) letras? Es cuando te das cuenta que nunca se acabará este romance ente la humanidad y el lenguaje, entre la cotidianidad y la comunicación, entre las palabras y la historia. 


Creo que vivir es leer, porque la vida se presenta como una hoja a veces escrita, pero también como una hoja en blanco que te regala la oportunidad de que tú la escribas. Y eso es emocionante, porque siempre habrá algo que descubrir en las palabras. Siempre habrá una redacción que te genere la sensación de descubrimiento. Siempre encontraré la desafiante pero grata misión de "escribir" algo que aún no existe. Siempre podré "leer" algo, lo que sea, un escrito o una vivencia, que me enseñe algo nuevo. 


Soy un agradecido cognoscente de los "alfabetos" que a través de la vida he aprendido a leer. Pero admito ser un expectante y curioso analfabeto de este idioma llamado vida. 

jueves, 1 de septiembre de 2011

Paradojas humanas (5)

Es verdad que se hace con la intención de decir que no es necesario disculparse, pero la literalidad de la situación me hace ver la siguiente paradoja:

Fulano: Mengano, te pido disculpas por...

Mengano: ¡Nooo!...

jueves, 11 de agosto de 2011

breves andresianas (3)

La eternidad es un libro, y tu vida un párrafo de ese libro.
Haz que tu vida sea un párrafo digno de leer.

Andrés Yáñez
facebook 13/08/2009

miércoles, 10 de agosto de 2011

Preguntas Trascendentales (2)

Quiero en esta segunda sección de Preguntas Trascendentales señalar dos cosas: anticipar una posible circunstancia y mencionar cuáles son esas preguntas trascendentales de las que hablo.

El anticipo del que hablo refiere al hecho de que esas preguntas podrían rebotar durante una conversación. ¿Qué quiero decir con esto? Sucede que puede pasar que un interlocutor haga una de estas preguntas (por ejemplo ¿A qué le temes?), y el otro interlocutor, luego de responder la pregunta, diga "¿y tú?", o sea, le rebote la misma pregunta. Es decir, rebotar una pregunta indica simplemente que la misma pregunta es hecha por quien acaba de responderla a quien le realizó la pregunta.

Daré una sencilla aplicación:

Roberto: ¿A qué le temes?
Matías: Al sistema.
Matías: ¿Y tú?
Roberto: A mi permanente indecisión.

Espero se haya comprendido claramente lo que quiero decir cuando señalo que estas preguntas posiblemente reboten en una conversación.

A continuación escribiré cuáles son esas preguntas que me parecen trascendentales:

¿Cuál crees que es tu misión en la tierra?
¿Cuál crees que ha sido tu mejor acierto, la mejor decisión que tomaste en tu vida?

¿Cuál crees que ha sido tu mejor logro?

¿De qué te arrepientes?

Si no hubieras sido humano y hubieras sido un animal, ¿qué animal te hubiera gustado ser? ¿Por qué?
¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida?
¿Cuál ha sido el día más triste de tu vida?

¿Cuál ha sido la locura o travesura más grande que has hecho en tu vida?

¿Cuál es tu máximo sueño?

¿Qué sueño(s) sientes que ya no pudiste cumplir?

¿Cuál ha sido tu peor fracaso?
¿Qué cosas te gustan de ti?
¿Qué cosas odias de ti?

¿Cuáles crees que son tus mayores virtudes?

¿Cuáles crees que son tus peores defectos?

¿Cuáles crees que fueron los momentos que más marcaron tu vida?

¿Qué característica tuya te gustaría que tuvieran todas las personas del mundo?

Si te murieras hoy, ¿qué perdería la raza humana con tu muerte?

¿Qué situación, hecho o circunstancia te haría sentir que tu vida ya habrá cumplido su papel en esta tierra?

Si pudieras volver el tiempo atrás, ¿qué cosas volverías a hacer, qué cosas no volverías a hacer, y qué cosas volverías a hacer pero de una manera distinta?

¿A qué le temes?

¿En qué confías ciegamente?

Si no hubieras sido humano y hubieras sido una cosa u objeto, ¿qué cosa u objeto te hubiera gustado ser? ¿Por qué?

Si no hubieras sido humano y hubieras sido un cuento, una novela o una película, ¿qué cuento, novela o película te hubiera gustado ser? ¿Por qué?

¿Cuál es el regalo más significativo que te han hecho? ¿Por qué?

¿Cuál es el regalo más significativo que le has hecho a alguien? ¿Por qué?

¿Crees en la amistad entre un hombre y una mujer?

Si pudieras tener una capacidad sobrenatural o un poder extrahumano, ¿qué capacidad o poder te gustaría tener? ¿Por qué?

Si no hubieras sido humano y hubieras sido una canción, ¿qué canción te hubiera gustado ser?

¿Qué cosas te hacen reír?

¿Qué cosas te entristecen?

¿Qué cosas te enojan o te molestan?

¿Cuál es tu definición de amor?

¿Cuál es tu currículum (tu historia) en el área: laboral, académica, familiar, sentimental, artística, de las amistades, financiera, espiritual? ¿Qué nota te pondrías en cada una de esas áreas? ¿Por qué?

¿Cuáles sientes que son tus actividades más placenteras?

Si tuvieras que elegir una sola actividad, ¿qué es lo que más te gusta hacer?

Si existiera la máquina del tiempo, ¿a qué época te gustaría viajar?

Si pudieras haber sido un personaje de la historia, ¿qué personaje te hubiera gustado ser? ¿Por qué?

Si no hubieras nacido en tu país, ¿en qué país te hubiera gustado nacer? ¿Por qué?

¿Qué regalo te gustaría hacer y aún no puedes quizás por falta de recursos? ¿A quién le darías ese regalo y por qué?

¿Cuál sientes que es la traición más grande que te han hecho?

¿Cuál es la peor decepción que sufriste en tu vida?

¿Sientes que alguna vez decepcionaste a alguien? ¿Cómo fue?

¿Qué cosas te hacen sentir querido?

¿Qué cosas te hacen sentir importante para alguien?

¿Cómo le demuestras a alguien que lo quieres y es importante para ti?

¿Qué significa para ti un abrazo?

¿Qué significa para ti un beso?

Dame tu definición de amistad.

¿Qué cosas vives soñando despierto?

¿Cuál de esos sueños sientes que ya lo pudiste realizar?

¿Te enamoraste alguna vez?

Desde el primer concepto de amor que tuviste en tu vida, ¿qué ha cambiado de ese concepto al concepto que hoy tienes de amor?

¿Qué piensas de mí? (Dime, según tú, mis cosas positivas y negativas).

¿Qué características debes encontrar en una persona para hallarla interesante y querer conocerla?

¿Qué te apasiona?

De las conversaciones que has tenido en tu vida, ¿cuáles son las que más recuerdas? ¿En qué consistieron esas conversaciones?

¿Qué sería para ti un mundo ideal?

¿Cuál es tu opinión del sexo opuesto?

Si tuvieras que resumir tu vida en una sola frase, ¿cuál sería esa frase?

¿Qué talento no tienes y te gustaría tener?

¿Cuál es tu concepto de felicidad?

¿Sientes que tu vida la estás conduciendo hacia lo que sueñas? ¿En qué ves eso?

¿Por qué darías la vida?

Si te quedara poco tiempo de vida, ¿qué cosas harías en ese tiempo que te queda?

¿Qué es Dios para ti?

¿Cuáles son las frases que más te han marcado?

¿Qué cosas sientes que tienes que mejorar como miembro de tu familia?

¿Qué cosas sientes que tienes que mejorar como amigo?

¿Qué cosas sientes que tienes que mejorar en el ámbito sentimental?

¿En qué crees?

¿En qué no crees?

¿Qué cosas harías si un día te ganas un millón de dólares?

Bueno, evidentemente, aunque son varias preguntas, no quiero ser pretencioso y aspirar a que solamente a través de estas preguntas sea posible conocer la esencia de una persona. Quedará a criterio de mis lectores indagar por otros temas aquí no señalados, por preguntas que aquí no se incluyen, las cuales tendrán la misma validez que las que están redactadas en la presente publicación.

Mi sola intención es poder dar una herramienta útil a aquellos que desean iniciar el camino de conocer mejor a su prójimo. Insisto, esta herramienta no pretende ser la única, ya que puede perfeccionarse hasta el infinito; pero no desconozco que las preguntas aquí señaladas pueden servir muchísimo a aquellos que sepan darles buen uso.

Espero haber aportado a alguien, un poquito siquiera, para ayudarlo a alcanzar un conocimiento más profundo de otras personas.





Andrés Yáñez.













lunes, 27 de junio de 2011

La idea de Oscar

El reloj marcaba las 9:48 am. Perla y Oscar disfrutaban la mañana de un día libre de actividades laborales. Estaban los dos acostados en la cama en esa instancia en que se está entre medio dormido y medio despierto. Las cortinas estaban cerradas, pero de todas maneras el sol dejaba asomar sus rayos matutinos.

En ese intertanto, entre el despertar y el sueño, Perla se acercó más a Oscar para abrazarlo. Como él no estaba totalmente dormido, consintió en la iniciativa de su amada esposa, y mientras ambos espantaban los últimos vestigios del sueño, el tiempo les transcurrió abrazados hasta que los ojos ya se sintieran liberados del descanso nocturno.

Buen día mi amor-dijo Perla a su esposo.
Buen día Tesorito-respondió Oscar.
¿Cómo amaneciste hoy?-preguntó Perla.
Como todos los días, mi amor-señaló Oscar-amándote con el transcurso de tiempo, porque así como el tiempo avanza, así también crece mi amor por ti.
¡Mi amor!-expresó emocionada Perla, al punto de que no resistió besar tiernamente a su esposo.

Era típico que en esos días libres, ambos utilizaban la mañana para hablar cosas que no tuvieran mucho sentido, hasta llegar a un punto en que planificaban cómo aprovechar ese día libre. A veces iban de paseo a algún lugar, a veces visitaban a algún amigo o familiar, a veces simplemente se quedaban en casa.

Pero en esa mañana particular había cierta indefinición. No lograban acordar qué hacer durante ese día. Entonces Oscar le propuso a Perla una idea: "Qué tal si nos quedamos en silencio durante cinco minutos, pensando en qué podríamos hacer durante el día de hoy. Al término de esos cinco minutos nos preguntamos qué pensó cada uno, y ahí decidimos. ¿Te parece la idea?". Perla contestó: "Ok".

Pasaron los cinco minutos, y Oscar le preguntó a Perla "¿qué pensaste?". Ella respondió: "no se me ocurrió nada nuevo de lo que siempre hacemos... ¿y tú, pensaste en algo?". Oscar guardó unos segundos de silencio, durante los cuales miró fijamente a Perla. Ella con una sonrisa, volvió a preguntarle: "¿qué pensaste?". Oscar le respondió: "¿Sabes qué se me ocurrió?". Perla movió la cabeza de un lado a otro, haciendo ver que no sospechaba lo que su marido pensó. Oscar continuó: "Me propuse una idea". ¿Cuál sería?-dijo Perla. Oscar señaló: "Tengo la idea y la meta de conquistarte más hoy, de enamorarte más hoy". Perla sonrió sin reservar su estado de asombro por dicha respuesta. De hecho quedó en silencio algunos segundos, luego de los cuales preguntó: "¿Y cómo lo vas a hacer?". Oscar la miró, tomó el rostro de ella con sus dos manos, le dio un beso fugaz, y quedando sus rostros muy próximos, le dijo: "Con lo que te conozco creo que puedo lograr enamorarte un poco más. Así que déjamelo a mí. Tú simplemente autorízame para poder hacer todo lo que crea que te enamorará un poco más". Perla sonrió, y le dijo: "Te autorizo".

Oscar volvió a besarla fugazmente, y se levantó rápido de la cama. Y le dijo a Perla: "Levántate, vamos a empezar". Ella intrigada le preguntó: "¿Y qué piensas hacer?". Oscar le respondió: "Ya te lo dije, enamorarte".

sábado, 18 de junio de 2011

A mi sobrinita Eliette.


Mi sobrina... De entrada te planteas tan indiferente, y todos intentan hallar beneplácito en alguna sonrisa tuya que corresponda a la intención de los demás de captar tu atención, pero en tu particular manera de ser solo consientes a tu mamá o a tu papá, y los demás parecemos quedar afuera.
Y algunos siguen intentando como lo han hecho con otros niños, creyendo que su insistencia los llevará al objetivo buscado... Pero tú permaneces siendo tú.
Al comprender esa forma de ser tuya, yo no procuraba intentar como los demás. Y de hecho, ni siquiera trataba de captar tu atención. Yo veía tu indiferencia, y eso me causaba indiferencia. Y no es que no quisiera disfrutarte, pero como acostumbro a no hostigar a quienes no desean ser hostigados, entonces me sentía bien de estar respetando tu anhelo.
Me daba la impresión de que a veces te cansaban los demás con sus intentos de querer captar tu atención. Y era notorio porque te enojabas, jeje. Yo no quería ser parte de esos.
Pero me asombraba que yo al mantenerme indistinto frente a ti, de pronto eras tú la que me buscaba. Y eso me hacía ostentar un singular récord: tú buscando llamar la atención de un adulto. ¡Y qué privilegiado me sentía de ser yo ese adulto! :)

Eres una niña distinta, y parece que yo también soy un tipo distinto. Pero me entusiasma que en esa diferencia nos parezcamos. Me resulta muy dulce que te conquiste mi indiferencia. Me resulta muy "nuestro" que nuestra mutua indiferencia devenga en la complicidad de momentos muy tiernos entre nosotros.
Tiene un encanto especial ser tu tío Cachi, y es que creo que nos llevamos muy bien sin la necesidad de recurrir a quienes no somos.
Me gusta, quizás como a nadie, tu indiferencia. Y creo que a ti, quizás también como a nadie, te atrae mi indiferencia.

Quiero volverte a ver sobrinita mía, porque a pesar de la indiferencia que demuestro, también tengo memoria y sentimientos. Quiero volver a conquistar tu atención, y que en ese logro pueda decirte te amo teniéndote entre mis brazos.
Así como eres de singular en tu manera de ser, así también es la singularidad con que te extraño.

Dios te bendiga mi Eliette. Te amo muchísimo :)

miércoles, 15 de junio de 2011

Eclesiastés 7:10

Nunca digas: ¿Cuál es la causa de los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.

sábado, 11 de junio de 2011

Pienso en Tu cruz

Sabes cómo me siento por dentro, pero una vez más me sorprendes, me das en el corazón con algo que vuelve a bendecirme y sentirme agradecido, y es el pensar en tu cruz.
Gracias por recordarme que mi vida dejó de pertenecerme, que si no fuera por esa proeza de abnegación y dolor yo no tendría sueños ni esperanza.
Gracias porque con amor me vuelves a recordar que no se trata de alcanzar o vivir cosas para mí, sino que todo se trata de ti, de tu amor, de tus intenciones, de tus tiempos, de tus hermosos pensamientos de paz que son superiores a los míos, de tu buena, agradable y perfecta voluntad.

Cuando pienso en tu cruz, pienso en todas las injusticias de esta vida, y veo cómo todas ellas se expresan en esa escena. Esas injusticias que recibo y que provoco. Esas injusticias adredes o casuales. Y veo ahí, en tu cruz, en tu dolor, en tu silencio, en tus lágrimas, en tu soledad, en esa pasión incomprensible, cómo no te negaste a sufrir esa injusticia QUE BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA MERECÍAS VIVIR. Y vuelvo a conmoverme y a sentirme tan pequeño, tan inmerecedor, tan nada que ver contigo. Y vuelvo a recordar que fueron mis errores, mis pecados, mis decepciones las que te llevaron a todo eso, y llego a sentir vergüenza de que me ames como lo haces, porque sé muy bien que no soy yo a quien deberías amar así; pero aún así insistes, me miras, me repites "Te amo" a través de tantas circunstancias y cotidianeidades, y no puedo hacer otra cosa que sentirme emocionado, agradecido, y se van mis angustias, se van mis fracasos, se va mi vida entera, y prevalece un solo pensamiento: TÚ EN ESA CRUZ.

Gracias por hacerme recordar tu sacrificio, y a través de eso darme cuenta de mi egoísmo. Es que comparo todo lo que tuviste que sufrir con lo que yo sufro, y hay una diferencia tan grande... Yo puedo encontrar razones en mí que me hagan sentir merecedor de lo que yo enfrento; ¿pero tú? ¿Qué hiciste tú? ¿A quién decepcionaste? ¿A quién heriste? ¿A quién no le diste una segunda oportunidad? ¿Te dio repudio abrazar a los leprosos? ¿Le negaste tu amor a aquellos que lo buscaron en ti? ¿Asesinaste o le robaste a alguien? ¿Rechazaste a alguien que se mostrara arrepentido? ¿Discriminaste a algún extranjero? ¿Dejaste que Pedro se ahogara en el mar? ¿Qué hiciste, Jesús? ¿QUÉ HICISTE PARA VIVIR ESO? Y lo increíble es que la respuesta es que amaste, amaste, amaste, amaste, amaste... Amaste al Padre. Amaste a la humanidad... ME amaste.

Perdona que me encierre tantas veces en mi mundo interior. Obvio que quisiera que tantas cosas fueran de otra manera... Pero pienso en tu cruz, y no puedo hacer otra cosa que cerrar mi boca, guardar silencio, y luego cambiar mis quejas internas por alabanza, porque no sé hacer otra cosa que amarte, agradecerte y adorarte por lo que hiciste en la cruz.

Gracias por haber descendido del cielo y hacerte humano, y como humano dejarte herir por nosotros. Cuando llegue el momento de mirarte cara a cara, quiero tomar una de tus manos y derramar mis lágrimas sobre la cicatriz de los clavos. Estoy tan seguro que mi mente razonará en ese momento: "y pensar que por estas heridas estoy aquí, nada menos que aquí, besando la cicatriz del que me amó aunque ni siquiera yo había nacido". Y todos los logros y coronas que haya alcanzado en mi vida, los derramaré a tus pies, porque todos ellos no lo merezco; además, mi máximo galardón será ese, mirarte a los ojos, besar tus manos, postrarme por completo a tus pies.
Imagino que entre tanto llanto saco mi voz no sé cómo, y te grito ¡¡¡¡¡¡¡¡TE AMOOOO!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡TE AMO MI JESÚS!!!!!!!!! E imagino que tus ojos se posan sobre mí, y que mi vida se pierde, pasa a segundo... ¡no!, centésimo plano, y solo existe esa mirada, ESA mirada, tu dulce mirada.

Gracias Jesús. Eternas, sí, eternas gracias por tu ejemplo, por tu bondad, por tu... POR TI, por lo que eres. Gracias por enseñarme a llevar mi crucecita; y lo digo así porque no se compara con la tuya.
Gracias por recordarme "la canción" que me enamoró de ti: tu cruz. Y gracias por recordarme que no tiene sentido vivir para mí, porque no hay vida, amor, ni verdad, ni plenitud... NADA HAY FUERA DE TI.

Te amo. Te amo más que ayer, y siempre te amaré.
Andrés.

sábado, 4 de junio de 2011

breves andresianas (2)

En lo desconocido está lo que soñamos

miércoles, 11 de mayo de 2011

Sé que llegará

Creo que me encuentro en un momento, situación, etapa, en donde mi interior formula muchos pensamientos, hipótesis, conjeturas, preguntas. Admito sentirme necesitado de respuestas, pero de esas respuestas que hace que las preguntas desaparezcan.

No es nueva esta sensación en mí. La fragata de mi alma ya ha navegado por esta bahía de sentimientos. Conozco sus vientos, sus oleajes, sus marejadas. Y lo que puedo decir es que no es cómodo convivir con eso, porque a veces se hace interminable la espera de la llegada de esas respuestas. De hecho, en ocasiones, algunas circunstancias se disfrazan con apariencia de respuestas, y uno se ilusiona; pero no pasa mucho tiempo para percatarte que en realidad tu pregunta no ha sido eliminada, sino que sigue desconsideradamente vigente, y ni siquiera te pide la opinión o el permiso para quedarse en ti. Y es como que adquiere el aspecto de enemiga, porque te angustia, y es como que goza al quedar triunfante en cada round que tiene contra algún intento de respuesta.

Sé lo que es vivir con esa sensación de no respuesta durante años. Sí, años. Como también sé lo que es estar con esa sensación durante meses, o también durante solo algunos días u horas. ¡¿Por qué será que las respuestas más importantes son las que a veces más tardan en llegar?! Jejeje. Es que en la espera surge la permanente sensación de despecho, de que quizás simplemente hay que conformarse con lo que hay, eso de que probablemente no tiene sentido seguir esperando esa respuesta.

Esa respuesta a veces tiene forma de consejo o declaración verbal. A veces viene en el envoltorio de la historia real ajena. O a veces se presenta vestida de experiencia personal. Pero cuando llega, la reconoces inmediatamente, porque tu necesidad de ella te hace distinguirla cual catador al mejor del peor vino, cual madre al llanto de su hijo, cual enamorado a la voz de su amada.

Pero eso es lo importante: saber que esas respuestas, tarde o temprano, LLEGAN.


No hay que desmayar en la convicción de que en el momento más oportuno, o quizás más inoportuno, esa singular especie de preguntas, que quiso hacer residencia permanente en el pensamiento, tendrá su cita con la extinción.

jueves, 5 de mayo de 2011

Te lo debes a ti mismo

Era el último día de clases, y Raúl debía una nota, de la cual dependía la aprobación de la materia. Recién ese último día hubo oportunidad de que él pudiera hablar con la profesora para poder llegar a una solución. Las posibilidades eran tanto obvias como pocas: quizás debía ese mismo día dar un examen oral, o de pronto la profesora le daría la posibilidad de presentarse al día siguiente con algún trabajo práctico, o simplemente la profesora determinaba la no aprobación de la materia, porque, claro, Raúl debió haberse presentado el día en que el resto del curso rindió esa prueba.

Evidentemente, la incertidumbre en Raúl era descomunal. ¿Qué le iría a decir la profesora? ¿Qué le dirían sus padres si tuviera que contarles que, por no haberse presentado a esa prueba el día fijado, y por no arreglar antes esa situación con la profesora, reprobaría la materia? Además, ese era el último año, y no aprobar esa materia implicaba repetir el curso. ¿Qué se sentirá ver a todo su curso graduarse y él no?

Hasta que llegó el momento crucial: el encuentro con la profesora para arreglar lo de la nota pendiente. Raúl expuso sus razones y sus disculpas con innegable preocupación y angustia. Su idea no era adular ni versear a la profesora; pero lógicamente pretendía una solución favorable. La profesora tomó la palabra, y con ella, el veredicto final de la cuestión.

Raúl -exclamó la profesora- claramente, y no hay ni siquiera que decirlo, estamos en el último día del año escolar. No puedo pedirte que vengas otro día a darme un examen oral o que me traigas un trabajo.
Entiendo -dijo Raúl, dando por sentado lo predecible de su frustrada esperanza.
Pero, ¿sabes? -continuó la profesora- yo sé que este es tu último año, y además sé que de esta materia depende que apruebes tu último año escolar. Lo que yo debería hacer es, obvio, reprobarte, porque no te presentaste a la prueba, y porque no te acercaste antes a solucionar este asunto.
Sí, profe -consintió Raúl.
¿Pero sabes lo que voy a hacer, Raúl? -dijo la profesora.
¿Qué? -respondió Raúl.
Te voy a poner un 10 -expresó la profesora, provocando un inusitado asombro en el muchacho, junto con esa sensación de mezcla entre alegría y gratitud que genera el favor no merecido.
¿Y por qué, profe? -dijo Raúl.
Porque sé que este es tu último año, y no quiero causarte la frustración de haber perdido el año por una sola nota- contestó ella.
Gracias, profe, en serio -declaró el muchacho, no disminuyendo en su estado de sorpresa.
Pero -articuló la profesora- quiero decirte algo más.
Dígame -mencionó Raúl.
La profesora expuso: "Raúl, tú puedes tomar esto como un favor o como una deuda. Si lo tomas como un favor vas a pensar 'qué buena onda la profe', y ahí va a quedar. Pero si lo tomas como una deuda vas a pensar que a alguien se la debes. Yo te hago un requerimiento: que tomes este 10 como una deuda, pero no una deuda que tengas que pagármela a mí, sino como una deuda a ti mismo. Al salir de tu etapa escolar, vive tu vida de tal forma que pagues este 10. En tu familia, en el trabajo o estudio que tengas, en tu forma de vida gánate este 10, ¿sí? Yo te pongo este 10, pero acuérdate siempre que este 10 te lo debes a ti mismo".

Singularmente impactado el muchacho por las palabras de la profesora, y luego de unos segundos de silencio, acompañados de la mirada penetrante de su maestra, Raúl respondió: "Sí profe, me voy a ganar este 10, se lo prometo".

Raúl aprobó la materia y pudo graduarse junto a sus compañeros.


Basado en una historia real.




jueves, 28 de abril de 2011

Preguntas Trascendentales (1)

Desde que entré a la adolescencia, descubrí que tengo una cierta complicación para poder iniciar conversaciones con alguna persona. A raíz de lo mismo llegué a la conclusión de que soy antisociable (no sé si en pequeña o gran medida). Busqué consejo en amigos en quienes veía la característica contraria, es decir, una capacidad formidable para "entrar en tema". De hecho, reconozco haber intentado imitarlos; pero no tuve éxito en esa iniciativa. Recuerdo que siempre llegaba hasta cierto punto de una conversación... ¡Y hasta ahí no más! En serio, me costaba mucho sostener largas conversaciones. Por supuesto que había personas con las que sí podía hablar mucho; pero mi interés radicaba en cómo poder iniciar conversaciones con gente que no conocía bien, o sea, poder llegar a ese punto al que sí notaba que llegaban aquellos amigos en quienes veía esa habilidad.

Agradecido de los consejos que me dieron esos amigos, pero considerando también oportuno acudir al consejo de ciertos libros, decídí leer algunos que contribuyeron de manera muy significativa en mi objetivo. Hablo particularmente de dos libros: "Los Cinco Lenguajes del Amor" de Gary Chapman, y "El Arte Perdido de Escuchar" de Michael Nichols. En especial, el segundo libro que menciono me aportó ideas muy prácticas para poder solucionar mi particular problema. En "El Arte Perdido de Escuchar" el autor señala que todas las personas cuando entablamos una conversación, en realidad lo que queremos es ser escuchados, o sea, queremos hablar más que oír. Entonces, si queremos tener más llegada a la hora de conversar, debemos modificar esa disposición: en lugar de querer hablar más que oír, debemos querer oír más que hablar. Ahora, no podemos engañarnos a nosotros mismos: nadie quiere oír un tema el cual no le interesa genuinamente. O sea, si vamos a oír, queremos oír algo que de verdad capture nuestra atención. Entonces, ante este doble desafío (oír lo que el otro dice, por un lado, y oír algo que nos interese, por el otro), ¿qué podemos hacer? Algo que hace sentir escuchada a la otra persona es que le hagamos preguntas de lo que nos cuenta. Esto demuestra que nos estamos involucrando en el relato, y además que no buscamos hablar, sino seguir oyendo. Por lo tanto, una buena estrategia es formular preguntas que uno intuya abarcan temas que interesan a ambos interlocutores (hablante y oyente).

Eso respecto a mi problema de iniciar conversaciones, lo que explica la primera parte del título de esta publicación, o sea, la parte correspondiente a Preguntas. A continuación explicaré lo referente a Trascendentales.

Un día le pregunté a una amiga qué opinión tenía ella de mí, qué virtudes y defectos me encontraba. En su respuesta me dijo algo que me causó una grata curiosidad: "Tú respondes con claridad a las preguntas trascendentales", me dijo. Yo le señalé, "me llamó la atención eso de 'preguntas trascendentales'. Por favor, explícame a qué te refieres con eso". Ella me contestó, "me refiero a que muestras claridad acerca de los sueños que tienes, los pasos a seguir en tu camino, las cosas que te gustan o no, las cosas que te identifican o no. Eso habla mucho de una persona. Las preguntas trascendentales tienen respuestas trascendentales".
La verdad es que esas declaraciones, esa mirada, hasta el día de hoy me asombra, no tanto porque haga alusión a mí mismo, sino por la profundidad de la declaración en sí misma. Creo que todos necesitamos formularnos y respondernos preguntas trascendentales.

Bueno, como yo tenía (y creo que aún lo tengo) un problema de sociabilidad, o sea, me cuesta iniciar conversaciones, y como no me gusta hablar de cosas como moda, cortes de pelo, telenovelas, farándula, chismes amorosos, ... en fin, decidí elaborar una serie de preguntas que consideré me ayudarían a entablar una conversación grata tanto para mi interlocutor como para mí (grata para mi interlocutor porque él sería el centro de la conversación, él sería escuchado, y grata para mí porque el tema a tratar sería propuesto por la pregunta que yo elaboro), pero que además, pienso son preguntas que permiten conocer mucho de la esencia de una persona. A esta serie de preguntas las denominé "Preguntas Trascendentales".

(continuará...)


Andrés Yáñez

sábado, 16 de abril de 2011

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA UNA CONVERSACIÓN

Sin lugar a dudas, toda buena relación se caracteriza por que la comunicación es fluída, y sabemos que no podría haber fluidez en la comunicación si no existieran buenas y gratas conversaciones.

Uno de los grandes desafíos que plantea la buena comunicación es hacer que la otra persona se sienta ESCUCHADA, y también que para la otra persona sea GRATO escuchar lo que decimos.

Mencionaré algunos consejos prácticos para una conversación, entendiendo que de ella participan dos agentes: el oyente y el hablante.


Consejos para el oyente:

1. Todas las personas cuando abrimos nuestro corazón nos atrevemos a contar cosas que son importantes para nosotros, por lo tanto, INTERÉSATE GENUINAMENTE por lo que te cuenta la otra persona.

2. Para demostrar interés es importante MIRAR con atención a la otra persona mientras te habla. Si estás ocupado en otra cosa, probablemente no podrás atender totalmente a lo que la otra persona te esté hablando, y eso a la larga le provocará frustración y decepción.

3. NO INTERRUMPAS su relato. Ten paciencia y deja que termine de decir lo que te está hablando.

4. Sé un CONFIDENTE LEAL. Si te ha contado algo íntimo, no traiciones la confianza que ha depositado en ti.

5. Una forma efectiva de demostrar interés es HACER PREGUNTAS que se relacionan con el relato.

6. Aprende a DISTINGUIR la diferencia entre un DESAHOGO y una PETICIÓN DE CONSEJO. Cuando esa persona te pida consejo te dirá algo así como: ¿qué piensas?, ¿qué crees que debo hacer? O derechamente: dame tu consejo. Sin embargo, cuando no te pide tu consejo y tú se lo das, resulta muy frustrante para la otra persona, pues la haces sentir como alguien que no sabe hacer bien las cosas. Si no puedes resistir las ganas de transmitir tu consejo, puedes hacer una de dos cosas: a) Deja pasar un tiempo (un par de días quizás) y luego dile: me quedé pensando en lo que me contaste el otro día; o b) si las ganas de soltarle tu sabiduría te carcome la paciencia, pídele permiso, y dale tu opinión con el mayor respeto posible.

7. RECUERDA lo que te contó la otra persona. Mientras te contó algo esa persona pudiste mirarla con atención, pudiste no haberla interrumpido nunca, pudiste haberle hecho preguntas; pero, si luego de unos días te hace una pequeña mención a la conversación que tuvieron, y descubre que lo que retuviste de ella es poco y nada, esa persona con toda razón pensará que no le das importancia a lo que te dice.


Consejos para el hablante:

1. Trata de establecer temas de conversación que le INTERESEN a tu oyente. Puede gustarte mucho el fútbol, por ejemplo, pero si a tu oyente le importa un pepino ese tema, no insistas en establecer un diálogo al respecto.

2. Cuando hables, trata de ser lo más CLARO posible. Utiliza un lenguaje comprensible.

3. No abuses de la paciencia de tu oyente. Evita ser excesivamente LARGO.

4. Si notas que la persona a quien le estás contando algo no valora tu confianza, NO INSISTAS. Simplemente cambia tu oyente. No le des tus perlas a los cerdos.

5. Haz sentir IMPORTANTES a quienes te escuchan de verdad.

6. Trata de que tu relato no CONTAMINE la mente de quien te escucha.

7. CUIDA la amistad de quienes realmente te escuchan.

8. No olvides que DIOS es el mejor oyente. SALMO 34:4


Cuatro conceptos para tener en cuenta

SIMPATÍA: inclinación amistosa de una persona hacia otra por coincidencia de sentimientos, aficiones, modo de pensar, etc.

ANTIPATÍA: rechazo hacia alguien o algo. Oposición entre cosas.

APATÍA: estado de ánimo caracterizado por indiferencia afectiva.

EMPATÍA: compenetración afectiva e intelectual de dos seres. Actitud de ponerse en la situación del prójimo.

Una relación interpersonal “ideal” se caracterizaría por la existencia de total simpatía entre las personas involucradas en la relación. Sin embargo, es imposible que dos personas tengan absolutamente TODO en común. Por lo tanto, desarrollar la EMPATÍA es lo que permitirá comprender y acercar las diferencias existentes en la relación.



(Extracto del taller

Fundamentos para Relaciones Interpersonales Sanas

por Andrés Yáñez).

miércoles, 13 de abril de 2011

Apología a la crítica constructiva

Recuerdo en dos instancias distintas haber escuchado a dos líderes espirituales mencionar dentro de su exposición: "La crítica constructiva no existe". Sinceramente respeto mucho a esos líderes y a las personas que concuerden con ese pensamiento, pero admito estar en total desacuerdo con dicha afirmación. Mi postura es que la crítica contructiva no solo existe, sino además es necesaria, y hasta beneficiosa.

Tengo muy presente en mi memoria una clase de historia de cuando yo era alumno de enseñanza secundaria. En esa clase el profesor Milton Sepúlveda dijo algo que jamás olvidé, e incluso lo incorporé a mi manera de pensar: "Una cosa es ser crítico, y otra cosa es ser criticón. El criticón solamente ve lo malo. El crítico es capaz de ver lo malo, por supuesto, pero también reconoce las cosas buenas". Como digo, es algo que nunca olvidé, y además es algo que decidí incluirlo en mi manera de pensar.

Creo que una de las mejores cosas que tenemos los seres humanos en nuestra condición de entes sociales es que, dentro de la oportunidad de relacionarnos con otros, podamos conocer desde la mirada de otras personas aspectos de nosotros mismos que quizás escapan al autoanálisis y a la reflexión individual. Todos necesitamos amigos o compañeros, obvio, para ser escuchados, aceptados, para compartir alegrías, afecto... Pero también necesitamos, insisto, NECESITAMOS de la crítica de ellos. No es novedad admitir que no somos perfectos, pero esa realidad debe ser complementada con observaciones específicas que nos permitan conocer el detalle de nuestra imperfección.

Para dar a entender de mejor manera mi apología a la crítica constructiva, expondré mi perspectiva de lo que implica dicho concepto. Anticipo que no diré nada innovador de lo que muchos ya entienden por "crítica constructiva". La crítica constructiva es aquella que señala un aspecto defectuoso de la realidad, destacando su condición de corregible y que otorga herramientas prácticas para la enmienda de dicha situación o conducta.
Ahora bien, considerando las sabias -al menos para mí- palabras del profesor Milton Sepúlveda, a la definición andresiana de la crítica constructiva habría que agragarle que ésta destaca también aspectos positivos de la realidad y otorga herramientas prácticas para su sostenimiento o reproducción.
A efectos de no pretender señalar una contradictoria definición de crítica constructiva, considero oportuno indicar que la misma puede abarcar uno de dos planteamientos: a) un planteamiento confrontativo; o b) un planteamiento afirmativo. Ambos planteamientos están explicados en los párrafos anteriores.

Pero pienso que esta apología quedaría incompleta si no incluyo un aspecto útil: La actitud del verdadero crítico constructivo.
A la hora de realizar una crítica constructiva de tipo confrontativa debemos tener una actitud que contribuya al mejoramiento de la realidad confrontada. Esa actitud contempla la separación del problema de la persona involucrada, es decir, debemos lograr poder indicar lo corregible sin llegar al evitable resultado de hacer sentir ofendida a la persona. Al respecto, oí hace un tiempo a Alejandro Mendoza -conferencista internacional- decir algo muy interesante: "Cuando confrontes a una persona, preséntale el problema, pero no lo plantees como una calificación, sino como la indicación de un problema. Mira el problema estando al lado de la persona, así ambos lo podrán mirar como algo a lo cual los dos deben atacar, y la persona no se sentirá ella misma atacada. Y luego de eso, sigue estando al lado de la persona, pero ahora para ayudarla a solucionar ese problema". De esto último se desprende un aspecto más a tener en cuenta a la hora de confrontar a alguien: permanecer a su lado para ayudarla a resolver aquellos aspectos corregibles. Y no solo estar a su lado durante el proceso de la corrección del problema, sino permanecer hasta que éste quede totalmente resuelto. Es decir, un crítico constructivo:
- plantea el problema
- no descalifica a la persona, sino que la separa del problema
- muestra las herramientas prácticas para la corrección del problema
- acompaña a la persona hasta que el problema está totalmente resuelto.

Dichas todas estas consideraciones, concibo lamentable la perspectiva que manifestaban los líderes a quienes me referí al principio de esta apología, porque la crítica constructiva presenta una oportunidad valiosa de progreso a todos los que de ella echen mano. Ahora, confiando en la buena intención de los líderes a quienes critiqué al comienzo de este escrito, creo que es probable que ellos se referían a lo que el profesor Milton Sepúlveda mencionaba como criticones. De ser así, comparto esa perspectiva: no necesitamos más personas pesimistas en el mundo. Sin embargo, sí son necesarios los críticos constructivos. Es más, dada la natural imperfección de los seres humanos, diría que los críticos constructivos son siempre bienvenidos.

Y para culminar mi argumentación apologética de la crítica constructiva, transmito mi total convicción de que Dios mismo es el crítico constructivo por excelencia. Él nos muestra lo que está mal, nos muestra cómo mejorarlo, no nos descalifica, nos acompaña en el camino y su compañía permanece hasta alcanzar el objetivo de enmendar lo perfectible. Es decir, aprender a ser críticos constructivos nos hace más parecidos a Dios.

Ante todo lo expuesto, creo que debemos aprovechar la oportunidad de transformarnos en críticos constructivos, ya que a través de eso ayudaremos a muchos a crecer, a mejorar. Pero también debemos aprovechar la oportunidad de rodearnos de personas que ejerzan la crítica constructiva hacia nosotros. El mundo puede ser un lugar mejor si, por supuesto, llevamos a cabo las buenas ideas que tenemos; pero también, si logramos corregir lo que en nosotros está mal. Ese camino no lo podemos emprender sin la ayuda de otros, sin la ayuda de la mirada crítica de otros. Pero no olvidemos también que el crítico constructivo es capaz de ver lo positivo, por tanto, cuando tengamos la oportunidad de apreciar cosas buenas en quienes nos rodean, digámoselo.

El mundo no es perfecto. Solo aquellos que se muestren constructivamente críticos podrán ostentarse el privilegio de contribuir a su progreso.

SEAMOS CRÍTICOS CONSTRUCTIVOS.



Andrés Yáñez

sábado, 2 de abril de 2011

Mientras viajo (2)

Miro el campo y evoco un pensamiento que siempre he tenido: salir de la carretera y empezar a correr sin rumbo hasta cuando me canse, e instalar una carpa y pasar la noche con lo puesto... Sería emocionante saberme solitario en medio de la nada... Es que pienso, hasta la nada es algo: es la nada. Y sería emocionante estar en medio de ese singular algo.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Mientras viajo (1)

A esta hora el paisaje sabe a noche, y el horizonte es una constante secuencia de lugares oscuros que transitan unidireccionalmente tras el vidrio junto a mi asiento.

(En el bus a las 10:16 pm, viajando por la carretera).

domingo, 27 de marzo de 2011

Tendrá la importancia que tú le des

Recuerdo un momento de mi vida en que yo venía saliendo de un fracaso sentimental. Me fue muy útil -como a la mayoría creo- no ver a esa chica durante un buen tiempo. Sin embargo, en una instancia coincidimos en una misma situación (un cumpleaños). Y a pesar de que no tuve casi interacción con ella durante esa ocasión, debo admitir que el hecho de volver a verla me afectó. No me hizo daño verla, sino que percibí dentro de mí una sensación de retroceso: mucho del sentimiento que tenía hacia ella, y que había logrado apagar durante el tiempo que no la vi, noté que "volvió". Reconocí dentro de mí que no me era indiferente cuando la miraba; de hecho, sentía que cada vez que la miraba, más volvía ese sentimiento. En eso consistía esa sensación de retroceso. Evidentemente, era algo que pude disimular en el momento, pero fue frustrante sentir que volvía mucho de lo que había logrado dejar atrás.

Luego de ese cumpleaños, en mi casa, hablé con un amigo, Israel Ortega, con quien pude desahogarme. Le dije "Isra, loco, volví a ver a Nona (el nombre real lo reservo), y sentí que mucho de lo que la había olvidado me volvió". Israel me miró y me dijo uno de los mejores consejos que he recibido en mi área sentimental. Me dijo: "Andrés, Nona va a tener en tu vida la importancia que tú le des. Si le das mucha importancia, tendrá mucha importancia. Si le das poca importancia, tendrá poca importancia. Pero si no le das importancia, no tendrá importancia. ¿Cuánta importancia quieres que ella tenga en tu vida? Ella tendrá en tu vida solo la importancia que tú decidas darle, ni más ni menos".

A partir de ese consejo, he podido tener un control mucho más consciente en esa área de mi vida. No me costó tanto desasignarle valor sentimental a alguna que otra chica que me pareció que no valía la pena, o incluso superar futuras frustraciones emocionales.

Si quieres olvidar a alguien, creo que es un consejo digno de memorizar: Esa persona tendrá en tu vida la importancia que tú le des.