sábado, 11 de junio de 2011

Pienso en Tu cruz

Sabes cómo me siento por dentro, pero una vez más me sorprendes, me das en el corazón con algo que vuelve a bendecirme y sentirme agradecido, y es el pensar en tu cruz.
Gracias por recordarme que mi vida dejó de pertenecerme, que si no fuera por esa proeza de abnegación y dolor yo no tendría sueños ni esperanza.
Gracias porque con amor me vuelves a recordar que no se trata de alcanzar o vivir cosas para mí, sino que todo se trata de ti, de tu amor, de tus intenciones, de tus tiempos, de tus hermosos pensamientos de paz que son superiores a los míos, de tu buena, agradable y perfecta voluntad.

Cuando pienso en tu cruz, pienso en todas las injusticias de esta vida, y veo cómo todas ellas se expresan en esa escena. Esas injusticias que recibo y que provoco. Esas injusticias adredes o casuales. Y veo ahí, en tu cruz, en tu dolor, en tu silencio, en tus lágrimas, en tu soledad, en esa pasión incomprensible, cómo no te negaste a sufrir esa injusticia QUE BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA MERECÍAS VIVIR. Y vuelvo a conmoverme y a sentirme tan pequeño, tan inmerecedor, tan nada que ver contigo. Y vuelvo a recordar que fueron mis errores, mis pecados, mis decepciones las que te llevaron a todo eso, y llego a sentir vergüenza de que me ames como lo haces, porque sé muy bien que no soy yo a quien deberías amar así; pero aún así insistes, me miras, me repites "Te amo" a través de tantas circunstancias y cotidianeidades, y no puedo hacer otra cosa que sentirme emocionado, agradecido, y se van mis angustias, se van mis fracasos, se va mi vida entera, y prevalece un solo pensamiento: TÚ EN ESA CRUZ.

Gracias por hacerme recordar tu sacrificio, y a través de eso darme cuenta de mi egoísmo. Es que comparo todo lo que tuviste que sufrir con lo que yo sufro, y hay una diferencia tan grande... Yo puedo encontrar razones en mí que me hagan sentir merecedor de lo que yo enfrento; ¿pero tú? ¿Qué hiciste tú? ¿A quién decepcionaste? ¿A quién heriste? ¿A quién no le diste una segunda oportunidad? ¿Te dio repudio abrazar a los leprosos? ¿Le negaste tu amor a aquellos que lo buscaron en ti? ¿Asesinaste o le robaste a alguien? ¿Rechazaste a alguien que se mostrara arrepentido? ¿Discriminaste a algún extranjero? ¿Dejaste que Pedro se ahogara en el mar? ¿Qué hiciste, Jesús? ¿QUÉ HICISTE PARA VIVIR ESO? Y lo increíble es que la respuesta es que amaste, amaste, amaste, amaste, amaste... Amaste al Padre. Amaste a la humanidad... ME amaste.

Perdona que me encierre tantas veces en mi mundo interior. Obvio que quisiera que tantas cosas fueran de otra manera... Pero pienso en tu cruz, y no puedo hacer otra cosa que cerrar mi boca, guardar silencio, y luego cambiar mis quejas internas por alabanza, porque no sé hacer otra cosa que amarte, agradecerte y adorarte por lo que hiciste en la cruz.

Gracias por haber descendido del cielo y hacerte humano, y como humano dejarte herir por nosotros. Cuando llegue el momento de mirarte cara a cara, quiero tomar una de tus manos y derramar mis lágrimas sobre la cicatriz de los clavos. Estoy tan seguro que mi mente razonará en ese momento: "y pensar que por estas heridas estoy aquí, nada menos que aquí, besando la cicatriz del que me amó aunque ni siquiera yo había nacido". Y todos los logros y coronas que haya alcanzado en mi vida, los derramaré a tus pies, porque todos ellos no lo merezco; además, mi máximo galardón será ese, mirarte a los ojos, besar tus manos, postrarme por completo a tus pies.
Imagino que entre tanto llanto saco mi voz no sé cómo, y te grito ¡¡¡¡¡¡¡¡TE AMOOOO!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡TE AMO MI JESÚS!!!!!!!!! E imagino que tus ojos se posan sobre mí, y que mi vida se pierde, pasa a segundo... ¡no!, centésimo plano, y solo existe esa mirada, ESA mirada, tu dulce mirada.

Gracias Jesús. Eternas, sí, eternas gracias por tu ejemplo, por tu bondad, por tu... POR TI, por lo que eres. Gracias por enseñarme a llevar mi crucecita; y lo digo así porque no se compara con la tuya.
Gracias por recordarme "la canción" que me enamoró de ti: tu cruz. Y gracias por recordarme que no tiene sentido vivir para mí, porque no hay vida, amor, ni verdad, ni plenitud... NADA HAY FUERA DE TI.

Te amo. Te amo más que ayer, y siempre te amaré.
Andrés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario