lunes, 27 de junio de 2011

La idea de Oscar

El reloj marcaba las 9:48 am. Perla y Oscar disfrutaban la mañana de un día libre de actividades laborales. Estaban los dos acostados en la cama en esa instancia en que se está entre medio dormido y medio despierto. Las cortinas estaban cerradas, pero de todas maneras el sol dejaba asomar sus rayos matutinos.

En ese intertanto, entre el despertar y el sueño, Perla se acercó más a Oscar para abrazarlo. Como él no estaba totalmente dormido, consintió en la iniciativa de su amada esposa, y mientras ambos espantaban los últimos vestigios del sueño, el tiempo les transcurrió abrazados hasta que los ojos ya se sintieran liberados del descanso nocturno.

Buen día mi amor-dijo Perla a su esposo.
Buen día Tesorito-respondió Oscar.
¿Cómo amaneciste hoy?-preguntó Perla.
Como todos los días, mi amor-señaló Oscar-amándote con el transcurso de tiempo, porque así como el tiempo avanza, así también crece mi amor por ti.
¡Mi amor!-expresó emocionada Perla, al punto de que no resistió besar tiernamente a su esposo.

Era típico que en esos días libres, ambos utilizaban la mañana para hablar cosas que no tuvieran mucho sentido, hasta llegar a un punto en que planificaban cómo aprovechar ese día libre. A veces iban de paseo a algún lugar, a veces visitaban a algún amigo o familiar, a veces simplemente se quedaban en casa.

Pero en esa mañana particular había cierta indefinición. No lograban acordar qué hacer durante ese día. Entonces Oscar le propuso a Perla una idea: "Qué tal si nos quedamos en silencio durante cinco minutos, pensando en qué podríamos hacer durante el día de hoy. Al término de esos cinco minutos nos preguntamos qué pensó cada uno, y ahí decidimos. ¿Te parece la idea?". Perla contestó: "Ok".

Pasaron los cinco minutos, y Oscar le preguntó a Perla "¿qué pensaste?". Ella respondió: "no se me ocurrió nada nuevo de lo que siempre hacemos... ¿y tú, pensaste en algo?". Oscar guardó unos segundos de silencio, durante los cuales miró fijamente a Perla. Ella con una sonrisa, volvió a preguntarle: "¿qué pensaste?". Oscar le respondió: "¿Sabes qué se me ocurrió?". Perla movió la cabeza de un lado a otro, haciendo ver que no sospechaba lo que su marido pensó. Oscar continuó: "Me propuse una idea". ¿Cuál sería?-dijo Perla. Oscar señaló: "Tengo la idea y la meta de conquistarte más hoy, de enamorarte más hoy". Perla sonrió sin reservar su estado de asombro por dicha respuesta. De hecho quedó en silencio algunos segundos, luego de los cuales preguntó: "¿Y cómo lo vas a hacer?". Oscar la miró, tomó el rostro de ella con sus dos manos, le dio un beso fugaz, y quedando sus rostros muy próximos, le dijo: "Con lo que te conozco creo que puedo lograr enamorarte un poco más. Así que déjamelo a mí. Tú simplemente autorízame para poder hacer todo lo que crea que te enamorará un poco más". Perla sonrió, y le dijo: "Te autorizo".

Oscar volvió a besarla fugazmente, y se levantó rápido de la cama. Y le dijo a Perla: "Levántate, vamos a empezar". Ella intrigada le preguntó: "¿Y qué piensas hacer?". Oscar le respondió: "Ya te lo dije, enamorarte".

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