jueves, 28 de abril de 2011

Preguntas Trascendentales (1)

Desde que entré a la adolescencia, descubrí que tengo una cierta complicación para poder iniciar conversaciones con alguna persona. A raíz de lo mismo llegué a la conclusión de que soy antisociable (no sé si en pequeña o gran medida). Busqué consejo en amigos en quienes veía la característica contraria, es decir, una capacidad formidable para "entrar en tema". De hecho, reconozco haber intentado imitarlos; pero no tuve éxito en esa iniciativa. Recuerdo que siempre llegaba hasta cierto punto de una conversación... ¡Y hasta ahí no más! En serio, me costaba mucho sostener largas conversaciones. Por supuesto que había personas con las que sí podía hablar mucho; pero mi interés radicaba en cómo poder iniciar conversaciones con gente que no conocía bien, o sea, poder llegar a ese punto al que sí notaba que llegaban aquellos amigos en quienes veía esa habilidad.

Agradecido de los consejos que me dieron esos amigos, pero considerando también oportuno acudir al consejo de ciertos libros, decídí leer algunos que contribuyeron de manera muy significativa en mi objetivo. Hablo particularmente de dos libros: "Los Cinco Lenguajes del Amor" de Gary Chapman, y "El Arte Perdido de Escuchar" de Michael Nichols. En especial, el segundo libro que menciono me aportó ideas muy prácticas para poder solucionar mi particular problema. En "El Arte Perdido de Escuchar" el autor señala que todas las personas cuando entablamos una conversación, en realidad lo que queremos es ser escuchados, o sea, queremos hablar más que oír. Entonces, si queremos tener más llegada a la hora de conversar, debemos modificar esa disposición: en lugar de querer hablar más que oír, debemos querer oír más que hablar. Ahora, no podemos engañarnos a nosotros mismos: nadie quiere oír un tema el cual no le interesa genuinamente. O sea, si vamos a oír, queremos oír algo que de verdad capture nuestra atención. Entonces, ante este doble desafío (oír lo que el otro dice, por un lado, y oír algo que nos interese, por el otro), ¿qué podemos hacer? Algo que hace sentir escuchada a la otra persona es que le hagamos preguntas de lo que nos cuenta. Esto demuestra que nos estamos involucrando en el relato, y además que no buscamos hablar, sino seguir oyendo. Por lo tanto, una buena estrategia es formular preguntas que uno intuya abarcan temas que interesan a ambos interlocutores (hablante y oyente).

Eso respecto a mi problema de iniciar conversaciones, lo que explica la primera parte del título de esta publicación, o sea, la parte correspondiente a Preguntas. A continuación explicaré lo referente a Trascendentales.

Un día le pregunté a una amiga qué opinión tenía ella de mí, qué virtudes y defectos me encontraba. En su respuesta me dijo algo que me causó una grata curiosidad: "Tú respondes con claridad a las preguntas trascendentales", me dijo. Yo le señalé, "me llamó la atención eso de 'preguntas trascendentales'. Por favor, explícame a qué te refieres con eso". Ella me contestó, "me refiero a que muestras claridad acerca de los sueños que tienes, los pasos a seguir en tu camino, las cosas que te gustan o no, las cosas que te identifican o no. Eso habla mucho de una persona. Las preguntas trascendentales tienen respuestas trascendentales".
La verdad es que esas declaraciones, esa mirada, hasta el día de hoy me asombra, no tanto porque haga alusión a mí mismo, sino por la profundidad de la declaración en sí misma. Creo que todos necesitamos formularnos y respondernos preguntas trascendentales.

Bueno, como yo tenía (y creo que aún lo tengo) un problema de sociabilidad, o sea, me cuesta iniciar conversaciones, y como no me gusta hablar de cosas como moda, cortes de pelo, telenovelas, farándula, chismes amorosos, ... en fin, decidí elaborar una serie de preguntas que consideré me ayudarían a entablar una conversación grata tanto para mi interlocutor como para mí (grata para mi interlocutor porque él sería el centro de la conversación, él sería escuchado, y grata para mí porque el tema a tratar sería propuesto por la pregunta que yo elaboro), pero que además, pienso son preguntas que permiten conocer mucho de la esencia de una persona. A esta serie de preguntas las denominé "Preguntas Trascendentales".

(continuará...)


Andrés Yáñez

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