sábado, 17 de agosto de 2013

Octavio y su nostalgia.

En ese cementerio el reloj marcaba las 10:37 am. Pero en realidad eso era lo que menos importaba. Octavio se encontraba frente a la tumba de su fallecida esposa, Carla, y estaba en compañía de su nieto de 17 años, Lucas. Carla  -o también la abuela Carla- había partido hace solo tres meses atrás. 
De pronto surgió un diálogo entre Lucas y su abuelo. 

Lucas: ¿Qué onda, abuelo?
Octavio: Acá, hijo. 

Octavio no apartaba su nostálgica mirada de la lápida que lo separaba de Carla. 

Lucas: ¿La extrañas? 
Octavio emitió un gran suspiro: Muchísimo, Luquitas. Muchísimo. 

Lucas abrazó por el costado a su visiblemente afectado abuelo, y dirigió también la mirada a la lápida de su abuela, acompañando en la nostalgia a su abuelo. 

Luego de un rato de silencio, Lucas le preguntó a su abuelo: 
-Mamá me dijo que ella fue tu primera novia. 
¿Eso te dijo mamá?- dijo Octavio.
Sí -respondió Lucas. 
Octavio soltó una mueca de sonrisa, y le dijo a su nieto:
-Tu mamá está equivocada. 
¿Ah, sí? -exclamo Lucas con cierto asombro. 
Así es -dijo Octavio. 

El silencio volvió a irrumpir en aquella visita al cementerio, pero Lucas no quiso extenderlo... la curiosidad no se lo permitía. 

-Oye, abuelo, así que mi abuela no fue la primera... -expresó Lucas con clara intención de provocar a que su abuelo le contara más detalles. El muchacho no previó que su abuelo le daría una respuesta que jamás olvidaría.   

-Exactamente -dijo Octavio, en medio de un suspiro. Luego de unos segundos de silencio, continuó: 
-No fue la primera... Fue la única. 

Andrés Yáñez.
Buenos Aires, 18 de agosto de 2013. 

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