Un hombre de unos treinta años estaba bañándose en la parte profunda junto a su hijito, que tendría 6 ó 7 años. El niño estaba entre los brazos de su papá, y éste le hacía saber a su hijo que bajo ninguna circunstancia lo soltaría. A pesar de eso, y de manera entendible, el niño se aferraba a su padre y denotaba en su rostro cierto grado de preocupación. ¡Claro!, sería terrible estar solo en la parte más profunda de la piscina. Sin embargo, el papá le dijo algo a su hijo, algo que le dio confianza y seguridad:
"Tranquilo, estando conmigo no te va a pasar nada".
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